Nombre de heroína, Beatriz Zamora ha puesto su pica en Mallorca, concretamente en Palma, donde un corto viaje alteró su imagen "tópica" de una isla "al estilo Benidorm". A la diseñadora de moda madrileña le bastaron tres días de viaje por "lo más bonito de la isla" para alterar destino. Dejó Hamburgo, una ciudad donde se ganaba un dinerillo dando clases de español y en la que empezó a enhebrar corazones de tela que le abrirían puertas en Palma después. "Quiero mucho estos broches con forma de corazón", apunta.

De ahí, el guardarropa de accesorios creados por Beatriz creció. No puede olvidar el apoyo de la diseñadora Ana Siles de Moda Nostra. "Me ayudó mucho", recuerda. "Si no me llega a dejar parte de su espacio de trabajo, no estaría aquí, porque en Palma no conocía a nadie, y nunca sabes cómo te van a ir las cosas".

Otro golpe de suerte, aunque éste más trabajado, fue que el Imfof eligiera, el pasado año, su proyecto para acceder al alquiler de locales a precios económicos en torno al fracasado Passeig de la Artesania, y que hoy intentan dar vidilla, además de Beatriz, otros colegas de distintos gremios como Pedro Serrano, de Pic-nic, o la fotógrafa Lola Izquierdo.

El resultado es Antigua, su tienda taller, donde ella puso color a un local blanco y que decoró con una serie de muebles restaurados –pocos– y una mesa de trabajo donde revolotean hilos, cintas, alfileres, tijeras, encajes, botones y una maraña de objetos, susceptibles de acabar convertidos en prendedores gracias a las habilidades de Beatriz. En ella el cliente no sabe si está en un taller de artesanía o en un comercio. "Para la venta directa es un lugar difícil porque la zona no es muy frecuentada. Así que decidí montar aquí mi taller. Al principio me daba corte trabajar así, cara al público, después ya no me da vergüenza que me vean", confiesa.

Otro golpe de suerte, y éste muy reciente, llegó con el encargo que le hizo una amiga que, invitada a la boda de un conocido futbolista, quería un vestido especial. Tanto que acabó saliendo en la revista Hola. "De ahí ya me han pedido más. Así es que me he animado", comenta.

Un sueño fue clave para la elección del nombre de su atelier, Antigua: "Soñé que creaba una marca de moda con ese nombre". La herencia familiar añadió sal: "Mi madre es anticuaria y he vivido rodeada de antigüedades", comenta. La última punta la dio su afición a la época victoriana. "Me encanta el estilo, la ropa, me gusta muchísimo Jane Austen", confiesa. A ello, sumar su firme creencia de que "he vivido en otra época" en la que ella se ve "como una institutriz. Porque aquí donde me ves, soy muy estricta en el orden".

Ahora hilvana con profusión la colección que presentará en el proyecto colectivo El armario del Puro donde distintos diseñadores recrearán una habitación del hotel. Con Beatriz habrá mucho corazón quizá de la longeva reina Victoria.