Esta es una historia digna de una gran novela de la literatura universal. Religión, amor, aventura y muerte. No falta ninguno de los ingredientes necesarios para elaborar un guión trepidante. Sorprende en la versión propia de un documento oficial del Cronicón Mayoricense de Álvaro Campaner. Emociona en las obras Cos de dona, de Miquel Mestre, o Aina Sacoma, de Guillem Cabrer. Intriga en el capítulo que Gabriel Janer Manila le dedica en su biografía del marino Antoni Barceló. La historia de sor Elisabet Font dels Olors i Penyafort y del teniente Bustillos no deja indiferente a nadie.

Agosto de 1714, convento de la Misericòrdia de Palma –en la esquina de las calles Monges y Sant Bartomeu–. Una religiosa rebelde y sin vocación se enamora de un militar, el teniente de dragones Manuel de Bustillos, que está casado y tiene hijos. El día 6, ella se descuelga con una cuerda desde una tribuna de la iglesia. Su amante la espera y le proporciona un disfraz de hombre. Embarcan con un pasaporte falso en la tartana francesa Saint Marie de la Garde. La superiora del convento descubre la fuga. Avisa al obispo, el prelado al capitán general y éste a un héroe de la marina: el capitán Antoni Barceló. El Capità Antoni arma el jabeque El Lleó e inicia la cacería. Tres días después, avista la embarcación gala en las proximidades del puerto de Cartagena y la aborda. Los amantes son arrestados y embarcados en el navío mallorquín.

El día 16 están de regreso en Palma. Ella es castigada por la autoridad religiosa. Enclaustrada de por vida en su comunidad, ocupará siempre el último lugar de la congregación. Deberá ayunar a pan y agua dos días cada semana. Él corre peor suerte. Un consejo de guerra le condena a muerte. La sentencia se cumple en el Born el 4 de mayo de 1742. Muere decapitado "por un mecanismo que se dijo inventado por el mismo reo". El verdugo cortó la cuerda y la cuchilla separó limpiamente la cabeza del torso ¿Una guillotina en Palma 40 años antes de que fuera popularizada por la Revolución Francesa? Sor Elisabet también murió un 4 de mayo, pero 40 años después que su enamorado, si no había muerto ya en vida tras su frustrada aventura amorosa.

La historia de la monja y el teniente de dragones: un pecado de intolerancia que se cobró la vida de dos enamorados.