Los vecinos de la Platja de Palma sienten que están jugando a la ruleta rusa. Durante tres semanas de agosto han visto cómo el tambor del revólver se iba llenando poco a poco de balas. Primero fueron los afectados de cuatro calles de Can Pastilla y después se han ido sumando residentes de la zona turística de s´Arenal. El macabro símil es de Llorenç Balaguer, uno de los habitantes de las 360 viviendas que derribarán. "Sólo suponen el dos por ciento de las 16.000 existentes", argumenta Margarita Nájera, gerente del consorcio de la Platja de Palma que pretende impulsar la reconversión de los obsoletos barrios que se desarrollaron con el boom de los años 60.

Para el jubilado Llorenç, una centésima parte de este "dos por ciento" es su vida. "Quiero que disparen ya la pistola o que quiten todas las balas, porque esto es un sinvivir. Estoy angustiado, atemorizado". Todavía tendrá que esperar como pronto hasta finales de año para saber qué decide el ayuntamiento de Palma sobre el bulevar y el aparcamiento subterráneo que prevén construir donde ahora hay 91 viviendas. En el plano se puede ver un paseo arbolado que desemboca en el Club Náutico Sant Antoni de la Platja. Así de bonito se lo mostró el arquitecto de esta zona del Plan de Reconversión Integral, Ángel García del Jalón, cuando Llorenç y Luis Estarellas –otro jubilado afectado– acudieron a las oficinas del Consorcio para que les sacasen de dudas sobre las imágenes de la página web del organismo público.

"¿Ve esos árboles que ha pintado ahí? Esto es mi casa", le respondió quien ahora es portavoz de la plataforma de afectados de Can Pastilla. Era el lunes 9 de agosto. El domingo anterior fue cuando empezó todo. Un conocido de Luis navegaba sin rumbo fijo por los planos de la web del Consorcio y se encontró con la sorpresa. De inmediato comenzaron a sonar los teléfonos en varias casas de las calles Sant Antoni de la Platja, Horaci, Plinio y Torre Rodona, las cuatro afectadas. El lunes, visita al Consorcio –formado por el Gobierno, el Govern, el Consell y los ayuntamientos de Palma y Llucmajor– para comprobar si estaban en lo cierto sobre los derribos; el martes, las primeras explicaciones "puerta por puerta" a los afectados. "No nos creían", aseguran. Un vecino que es profesor de paisajismo de la Universitat, Toni Martínez, se sumó de inmediato para dar la voz de alarma. El miércoles convocaron la primera reunión, donde "asistieron unas 70 personas". El viernes día 13, DIARIO de MALLORCA titulaba "El consorcio de la Platja de Palma prevé derribar 91 viviendas para hacer un paseo", con las primeras declaraciones de un responsable político: "ésta es la mejor zona para construir un bulevar y un aparcamiento justo debajo. Puede que estemos equivocados, aunque ahora está abierto el periodo de exposición al público y pueden presentarse las alegaciones", como explicó el director de Planificación Urbanística del consorcio de la Platja de Palma, Joseba Dañobeitia.

Los políticos se despiertan

Además de preparar las alegaciones, los afectados de esta zona se han reunido con el Defensor de la Ciudadanía y con todos los partidos políticos con representación municipal, que se despertaron del letargo agosteño y enseguida les llamaron cuando vieron que el jueves 19 se reunieron más de 250 vecinos para movilizarse. Ya habían creado un blog y una cuenta en Facebook para ofrecer información y conseguir más apoyos. El viernes, reunión con el PSM; el lunes, con Nájera; el martes, con el PSOE; el miércoles, con EU y el PP. Parece que todos les apoyan, aunque no se fían. Lo único cierto es lo que dijo la regidora de Urbanismo de Cort, Yolanda Garví, cuando fue a verles a la "improvisada sede social" de la plataforma de Can Pastilla, el Club Náutico: "Os tenemos que pedir disculpas por el mes de agosto que os hemos dado". A Llorenç le gustó el detalle, pero lamenta que no sabe si tiene "muchos meses de agosto para disfrutar", después de 28 años residiendo en el barrio costero y casi medio siglo visitándolo.

Margarita Nájera comenzaba a hacer declaraciones hablando de la necesidad de "recuperar el carácter mediterráneo que la Platja de Palma no debería haber perdido", como ha dicho muchas veces, pero para el paisajista Toni Martínez "un bulevar y un parking subterráneo no es mediterráneo".

Otros frentes

En el extremo este de la Platja de Palma –en el límite entre Ciutat y Llucmajor– también empiezan las movilizaciones. Aunque aún menos organizados que en Can Pastilla, los vecinos de s´Arenal ya han anunciado una concentración frente al Consolat de la Mar el 14 de septiembre si antes los políticos no les convencen de lo contrario. En la parte oriental de la zona objeto de actuación hay varios frentes abiertos. El principal es el torrent dels Jueus, donde el Consorcio tiene previsto derribar dos torres de viviendas de nueve plantas en la primera línea para crear un parque y otro paseo aprovechando el cauce del torrente. También se ha diseñado un equipamiento "emblemático" al que llaman "edificio puente" y que estará ubicado en la frontera entre ambos municipios.

Además, se creará una plaza entre las calles Trasimé y Diego Zaforteza que obligará a derribar casi una treintena de viviendas, según los afectados. En la calle Trobadors hay otra veintena de residentes angustiados por otro proyecto del Consorcio, sin contar todos los comercios objeto de demolición y que ya han alzado su voz, como por ejemplo los situados en primera línea frente al hotel Cid, la mayoría de ellos cerrados.