Los residentes y empresarios del barrio de Son Armadans se sienten marginados por el Ayuntamiento respecto a la ordenanza contra el botellón, aprobada hace diez días por unanimidad. Afirman que el consistorio palmesano sólo se ha preocupado de adoptar medidas en la zona del paseo Marítimo y "se ha olvidado del resto", por lo que los jóvenes que a partir de ahora "no pueden hacer ruido ni ensuciar frente al mar [en el citado paseo] se quedan en las calles de lo que hace años era un barrio residencial", en referencia a Son Armadans.

En una carta remitida a Cort, un portavoz de los afectados insta a la administración local a que la "lucha" sea "contra este fenómeno en general", no sólo en un punto concreto. Y explica las molestias que sufren los vecinos por culpa del botellón y sus consecuencias, como que "no pueden dormir y las calles están hechas una verdadera porquería".

Dos días sin limpiar

Un ejemplo que ponen en la citada misiva es que todavía ayer, lunes por la mañana, no habían limpiado "los restos de la noche del sábado". "Para colmo –añaden–, nosotros no tenemos un servicio especial de limpieza como el de la fachada marítima".

Ironizan con que el barrio de Son Armadans es el llamado oasis de Palma. "En cierto modo lo es", porque está "rodeado de porquería y dejadez". Y concluyen que se les está acabando la paciencia, que hasta ahora era "infinita".

Actualmente, la ordenanza del Ayuntamiento contra el botellón está aprobada provisionalmente. Los ciudadanos pueden presentar alegaciones durante este mes, que serán estudiadas y, si Cort lo cree oportuno, serán incluidas en la aprobación definitiva.