La historia de la Armada es copiosa y, por desgracia, poco enseñada y conocida en nuestro país. Por ello quizás no se sabrá que el noble Carroz fue el primer almirante de Mallorca tras la conquista de la isla por el rey Jaime I en 1229.

Carroz fue hijo del conde de Albania –que la documentación denomina comte alemany–, descendiente de los duques de Croan. Desde su infancia ya debió mostrar sus preferencias por temas y actividades castrenses. Comenzó su vida militar sirviendo en los ejércitos de Federico II. Allí demostró su habilidad y destreza consiguiendo por ello el grado de capitán de mar. Después acompañó a su padre en varias campañas en Italia. Desde allí, sin saber cómo ni por qué, se trasladó a Cataluña disponiéndose a la luchar bajo las armas de Jaime I. Cuando el ejército del rey zarpó de Salou (septiembre de 1229) con el objetivo de conquistar Mallorca, Carroz se encontraba al mando de una galera. Una vez en alta mar, al ver el monarca que la tempestad arreciaría, ordenó que el barco de En Carroz –así llamaba al joven valeroso–, navegase durante el viaje en la retaguardia, preocupándose de no perder ninguna de las embarcaciones. Éstas la podrían vislumbrar entre la noche tenebrosa por llevar colgada en la popa una linterna, que sería guía y consuelo durante la zozobrosa travesía nocturna. Por tanto, ya desde el primer día de la campaña, Jaime I mostró su entera confianza con el hijo del conde de Albania. Los lazos entre el Rey y el joven marino se afianzaron a lo largo de la campaña mallorquina, pues Carroz acompañó constantemente a Jaime I, demostrándole su distinción en el combate. No pasaron desapercibidas sus acciones ante los capitostes catalanes y ante el propio monarca, el cual, el día de Navidad de 1229 –es decir, seis días antes del asaltó definitivo a Medina Mayurqa– le armó caballero ante los muros de la ciudad sitiada. Así lo refiere el cronista Desclot: "Al tant, lo sant jorn de Nadal fo vengut. El rey oï missa ab tots sos barons, e l´altra gent atressi; e combregaren. E lo rey feu hun cavaller novell qui havia nom En Carroç e fo fill del comte Alemany: e feu li molt gran honor, per ço com ell era molt prous e valent".

Una vez conquistada la ciudad y dominada casi toda la Isla, Carroz fue de nuevo promovido en el escalafón militar. Por sus conocimientos náuticos y sus méritos en el servicio de los bajeles reales fue nombrado Almirante de las flotas de Cataluña y Mallorca. Su nombramiento, firmado por Jaime I el 1 de abril de 1230 dice así: "…vobis Carrocino [Carroz] prenominato nostram almirallariam donamos et concedimos ómnibus diebus vite vestre, ita quod vos noster almirallus sitis per omnia maria nostre dominationis, videlicet, in partibus Catalonie et Majoricarum…" El documento se firma en Mallorca ante los principales magnates de la conquista: el obispo de Barcelona, Nuno Sanç, o el conde de Ampurias. Además de nombrarle Almirante de Cataluña y Mallorca, el monarca le hizo partícipe del repartimiento de la isla. Carroz recibió heredades en Sineu, en Petra, en Montuïri y en la Ciudad de Mallorca. A parte, el conde del Rosselló, Nuno Sanç, le concedió la villa de Felanitx.

Carroz enseguida estrenó su cargo de almirante, justo después de Pascua de 1230, en la expedición que preparó Nuno Sanç compuesta por una nave y dos galeras que, zarpando de Mallorca, iban a salir en corso hacia Berbería. Pasó después el almirante a Cataluña para estar de nuevo en la hueste de Jaime I que se dirigía a Tortosa, al castillo templario de Puigreig (abril de 1231). Allí tuvieron indicios que Túnez preparaba un ataque sobre Mallorca por lo que zarparon apresurados hacia la Isla. Una vez allí, Carroz intervino en el tratado de Capdepera, en virtud del cual los sarracenos de Menorca se sometían a Jaime I. El almirante residió en Mallorca los siguientes cuatro años, concretamente en sus dominios de Felanitx desde dónde atalayaba ante una posible incursión sarracena. Existía una lápida –hoy desaparecida– en la parroquia del citado pueblo que presentaba una inscripción de 1233 de la cual se transcribe el final, que rezaba: "Es assí la ossa de la dona Carrocia Anima dels cuals haje bon repos. Amen". Se trata, sin duda, de la tumba de su madre o de su esposa.

En todo caso, Carroz abandonó Mallorca en 1235 para participar en las campañas del reino de Valencia. Allí se le documenta luchando con caballeros de la principal nobleza catalana y aragonesa: Berenguer de Entenza, Pedro de Luna, Ramon Cardona, Guillem Aguiló… Una vez conquistada Valencia, Carroz volvió a recibir tierras en el repartimiento de este reino. El almirante, cuando no tenía que acompañar a Jaime I por tierras de la Corona de Aragón, residió durante más de una década en tierras valencianas. En 1252 el Rey volvió a promocionarle al encomendarle la Lugartenencia del Reino de Mallorca. Enseguida zarpó hacia su nuevo destino insular. Desde el Palacio de la Almudaina impulsó la defensa de la bahía de Palma, especialmente el flanco occidental –el castillo de Bellver todavía no estaba construido, ni siquiera había planes de ello–. Hizo mejoras en Portopí, arregló las dos torres de señales que flanqueaban la bocana del puerto, e hizo construir una nueva entre Portopí y la Ciudad, concretamente a la altura de S´Aigo Dolça la cual fue conocida durante siglos como la torre d´en Carroz. Fue durante estos años en Mallorca que el almirante vendió sus dominios de Felanitx. En 1255 fue sustituido por Berenguer de Tornamira, por lo que abandonó Mallorca. Esta vez lo hizo para siempre. Siguió Carroz acompañando a Jaime I durante muchos años. Debió morir hacia 1274 después de una larga vida marcada por su destreza en el combate y su fidelidad al rey de Aragón. Aunque la mayor parte de su descendencia residió en Valencia, el cronista Bover dejó escrito que existió una rama mallorquina que en un primer momento residió en Felanitx para después pasar a la ciudad de Alcudia.