Desde julio de 2007, es segundo teniente de alcalde del ayuntamiento de Palma y responsable del área de Parcicipación Ciudadana, Bienestar Social y Cultura. En febrero, tras la expulsión de los concejales de UM del equipo de gobierno, ha sumado también Trabajo y Juventud, además de la presidencia del Institut Municipal de Formació Ocupacional i Feina (IMFOF).

–¿No son demasiados cargos para una sola persona?

–No. Es más, creo que éste tendría que ser el modelo de gestión del Ayuntamiento. Debe haber áreas muy integradas y, después, convenientemente subdivididas. Precisamente, una de las propuestas que estamos analizando en EU consiste en tener una organización en macroáreas que garantice la coherencia en la actuación municipal y evite duplicidades.

–¿Y no es contraproducente que una persona acapare tanto poder?

–El poder lo tienen la junta de gobierno, el alcalde y el pleno. Un gestor de un área tiene el poder de la gestión diaria, aunque no tiene capacidad presupuestaria, normativa ni la capacidad de decisión de la junta de gobierno, el pleno y la alcaldía.

–Su política de fiestas ha levantado ampollas.

–Me parece absolutamente normal, porque en materia de fiestas todo es absolutamente opinable y todas ellas tienen una parte de razón. Dicho lo anterior, creo sinceramente que hemos dado un giro a la celebración de fiestas introduciendo la participación ciudadana con la creación de una comisión y la aprobación de un plan director que decide desde el trayecto de la cabalgata de Reyes hasta a qué artistas se contrata.

–Dicen que en el fondo es pura parafernalia, que en realidad decide usted.

–Me otorgan un poder que no sabría cómo arreglármelas para ejercer si lo pretendiera. Yo no puedo falsear las actas de una comisión. Si la comisión hubiera dicho que no se hiciera el audiovisual de Cort y lo hubiera mantenido me hubieran sacado las actas y todos los colores. Todo lo que yo he gestionado ha sido mediante un acuerdo unánime o mayoritario en el ámbito de la comisión. No me he salido del guión para nada: ni en los recortes presupuestarios, ni en la contratación, ni en si había que hacer el Atiarfoc u otra cosa.

–¿Cómo se lleva el hecho de ser el máximo responsable de los saraos y de los servicios sociales?

–Con un equilibrio difícil, pero el mismo que debería observar cualquiera que administra una casa o una familia. Es evidente que para una familia la compra de la vivienda o de un coche son decisiones importantes, como la alimentación. Después hay gastos que son prescindibles, como decidir organizar una fiesta de aniversario, gastar más o menos dinero para una boda y, si me apura, la compra de un ataúd de una u otra categoría si hay un fallecimiento. De igual modo, creo que una ciudad, para tener calidad de vida, necesita ámbitos de encuentro y de fiesta. De lo contrario, la convertiremos en un funeral.

–Hay más personas que nunca en la calle y buscando comida en los contenedores de los supermercados.

–Lo que sigue son datos objetivos: el presupuesto de ayudas económicas a familias se ha incrementado de forma extraordinaria. Se ha producido una subida espectacular de casi el 80% en esta legislatura. Se ha pasado de 1,6 millones de euros a tres millones en servicios sociales de atención a las familias. Además, hemos puesto en funcionamiento el programa Aliments en Xarxa, que complementa las aportaciones económicas en aportaciones en especie.

–A pesar de ello, la oposición le acusa de no dar respuestas eficaces a la crisis.

–Sinceramente, con los recursos que tiene el Ayuntamiento, no tienen razón. No obstante, lo que estamos haciendo no basta. Para poder dar una respuesta adecuada a la crisis hay muchas cosas que hacer en las que la oposición probablemente no estaría de acuerdo.

–¿Cuáles?

–Pues una reforma fiscal en profundidad, que posibilitara una buena financiación municipal y que las entidades locales no dependieran de porquerías de impuestos como el IBI y el de Circulación o de los ingresos de construcción.

–¿Cómo conseguir más recursos para los ayuntamientos?

–Cumpliendo lo que prometió Zapatero y con una nueva ley de financiación municipal. También recortando gastos del Estado, como salir corriendo de Afganistán. Cuando haya más recursos, una parte de éstos podrán ir a los ayuntamientos. Con lo que tenemos ahora mismo estamos al límite.

–¿De verdad cree posible erradicar Son Banya?

–De hecho estamos en ello. Dije que sería posible hacerlo en un mes y me reitero. Si blindas Son Banya a la entrada y salida de droga durante un mes o dos, el poblado desaparece, porque lo que lo mantiene vivo es la droga. Dicho lo anterior, ¿es deseable hacerlo así? Creo que no, porque provocaría una diáspora de quinientas personas absolutamente incontrolada e incontrolable y con unos impactos en el conjunto de la ciudad también incontrolables.

–¿Cuál es el calendario?

–El compromiso que he adquirido es que Son Banya en 2011 se tiene que haber reducido tanto que el desmantelamiento sea irreversible. Ahora hemos tirado 24 barracas en el poblado y los 24 solares están ahí. Y así debemos seguir, impidiendo que se reconstruyan, sin prisas, pero sin pausa y controlando los realojos.

–¿Qué ha cambiado en el IMFOF?

–Tres cuestiones básicas. Una, el diálogo social. La primera medida que adopté fue la de atender una petición de hace muchos años formulada por los agentes económicos y sociales de estar en la junta rectora del instituto y, por lo tanto, participar en la toma de decisiones. En segundo lugar, iniciamos la redacción de un pacto sobre políticas activas, un compromiso del año pasado ralentizado del que ya tenemos un proyecto que espero aprobar pronto. Y, en tercer lugar, ha habido una reorientación en las actividades de promoción económica para buscar la rentabilidad de la inversión.

–¿De verdad desconocía los manejos de Nadal cuando pactó con él?

–Es obvio que sabíamos muchas cosas sobre el funcionamiento de UM, aunque si pudiera especificar un poco más de lo que estamos hablando se lo agradecería.

–Pues sobre las irregularidades que investigan los tribunales.

–Si hubiera habido datos fehacientes de lo que después ha salido sobre la utilización de trabajadores públicos o de empresas beneficiadas con contratos del Consell para hacer la campaña, no habríamos pactado con UM.

–Se les acusa también de funcionar como reinos de taifas.

–Creo que no es así. Además, no hay ningún hecho que corrobore su afirmación. Llevamos una gestión muy coordinada. Se nota en los debates presupuestarios. No se puede imaginar lo difícil que ha sido pactar un presupuesto a la baja. Las diferencias y discusiones lógicas no han trascendido, lo que quiere decir que las prioridades del gobierno se tienen muy claras. En esto consiste básicamente la cohesión de un gobierno.

–¿La alcaldesa debe dimitir o presentar una moción de confianza, como le pide el PP?

–No. No veo ninguna razón solvente para que deba dimitir ni para presentar una moción de confianza. Esta última cuestión es un recurso que tiene un gobierno en un momento determinado para autoposicionarse ante un parlamento o ante el pleno. Por supuesto corresponde a su criterio, nadie le puede decir cómo lo tiene que hacer, como el gobierno no puede decir a la oposición si debe presentar una moción de censura o no. Ni Aina Calvo, que es una alcaldesa honrada, ni yo, que soy un político honrado, en la situación que vivimos, somos los que debemos dimitir.

–Al final consiguió que Miquel Nadal se marchara.

–Parecía un enfrentamiento personal y yo siempre dije que el final bueno de la película no es que nos fuéramos nosotros, sino que tuvieran que dimitir los corruptos. Ha pasado lo correcto. Se ha ido Nadal, no se ha ido Grosske. Se deben ir otros y algunos del grupo popular que aún están dando vueltas por los juzgados, además de otra que puso a tres o cuatro en su equipo de concejales que han acabado en los tribunales. Hay mucha gente que tiene que dimitir antes que Aina Calvo.

–¿Y con el botellón y el recinto ferial no se enteraron por la prensa?

–Cuando una concejalía presenta un proyecto no consensuado, es normal que nosotros expongamos también nuestro punto de vista. Con el Lluís Sitjar la discrepancia fue formal, aunque en el tema de fondo hemos estado de acuerdo. La discrepancia con el botellón tampoco es de fondo.

–¿Qué perspectivas electorales tiene EU si no se reedita el Bloc?

–Estamos ante un panorama político muy cambiante y es difícil hacer un pronóstico, y eso que a mí me gusta. Creo que EU tiene fuelle para ir sola a las elecciones si es necesario y creo que con resultados buenos, especialmente en Palma, que siempre ha sido un ámbito electoral que nos ha sido propicio, y también en el ámbito de Balears. Dicho esto, ¿es deseable que vayamos solos? Creo que no. Si no es el Bloc, debería haber otra fórmula de entendimiento para que tanto nosotros como el PSM y los Verdes rentabilizáramos al máximo el voto progresista.

–¿Después de tres años de pacto, qué cambiaría y qué mantendría?

–Mantendría las prioridades básicas del pacto, que no veremos totalmente desarrolladas si no se puede reeditar en la próxima legislatura: la sensibilidad social, medioambiental, el rigor y la transparencia en la gestión urbanística y la participación ciudadana. Estuvo muy bien que en 2007 dijéramos que no votaríamos nunca a Nadal como alcalde y que la alcaldesa se mantuviera firme en esto. En nuestro caso se entiende mejor la decisión, en el caso de la alcaldesa es más de agradecer.

–¿Qué cambiaría?

–Creo que jamás deberíamos sentarnos a negociar la distribución de parcelas de gobierno sin previamente reordenar las prioridades y las cargas presupuestarias, porque te conduce al inmovilismo.

–¿A qué se debe la elevada movilidad de cargos experimentada en sus departamentos?

–Ha dimitido una directora general por problemas de salud y una coordinadora, que se ha ido por un proyecto vital de cambio. Hay gente que se enfrenta a un reto que es nuevo y le puede entrar lo que se puede llamar ´fatiga de guerra´. Yo, desde luego, no he promovido ninguna destitución por motivos de discrepancia política.

–Afirman que su actuación en el IMFOF no ha ayudado a la estabilidad.

–Si la estabilidad de las relaciones con la oposición tiene que venir de no poner luz y taquígrafos sobre la gestión, no va a haber estabilidad. Siempre tiene que haber transparencia en la gestión. Defiendo las auditorías como una exigencia, siempre. Si esto es así en general, imagínese en el caso del IMFOF, que había sido gestionado por un partido acusado de financiación ilegal, utilización de administraciones públicas para contratar a personas que hacían campaña electoral y cobro de comisiones. Cómo no vas a mirar debajo de la alfombra a ver que hay. Me parece alucinante tener que dar explicaciones sobre esto. Creo que debería darlas de no haber encargado la auditoría.

–¿Y en Emaya deberían hacerla también?

–Es absolutamente esencial. Si en el IMFOF, con nueve millones de presupuesto en una muestra de contratos relativamente pequeña, se han visto irregularidades y una de ellas con posible trascendencia penal, imagínese lo que nos podemos encontrar en Emaya, que tiene un presupuestso de 140 millones.