Con algo más de media hora de retraso sobre el horario inicialmente previsto, la XXI Feria de Abril dio anoche sus primeros pasos. Todo estaba previsto, a la espera de que se encendieran las bombillas de la verbena en Son Rossinyol.

Algunos visitantes, ávidos de fiesta, no esperaron ni siquiera a que brillara la iluminación principal. Se dirigieron directamente a las casetas para sumergirse sin cortapisas en la fiesta.

La aparición de todo el elenco de autoridades se hizo esperar. La llegada de la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, fue recibida con aplausos. Los organizadores ya sabían que se encontraba el camino expedito para la inauguración. El concejal de Participación Ciudadana, Eberhard Grosske, el delegado del Gobierno, Ramon Socías, y la presidenta del Parlament, Aina Rado, compusieron el resto de las autoridades.

Tras cortar la cinta, acompañada por el presidente de la Casa de Andalucía en Balears, José Martínez, sólo faltaba pulsar el interruptor. A la luz de las bombillas, una decena de mujeres vestidas de faralaes empezó a bailar.

El comienzo fue algo titubeante y las casetas se fueron abriendo paulatinamente. Las más consagradas –la Casa de Andalucía, la Hermandad Nuestra Señora del Rocío y Los Tigres– ya estaban dispuestas para albergar las primeras sevillanas.

Botellas de fino, manzanilla y jarras de rebujito se mezclaron con platos de pescaíto frito, calamares y chopitos. Estos se alternaron con otros más exquisitos como las langostitas o las chuletitas de cordero lechal, sólo aptos para los bolsillos más desahogados.

Rebeca y Virginia aprovecharon para fotografiarse tras un cartón que simulaba una sevillana y un cordobés. "Venimos todos los años. Los fines de semana no nos perdemos ni uno. Entre semana vendremos sólo si el curro nos lo permite", explicó Rebeca.

Las notas de las sevillanas acapararon los primeros momentos de la feria. Grandes y pequeños empezaron a demostrar desigual destreza en las evoluciones del baile.

En cambio, las casetas más eclécticas, con representación de distintas discotecas y locales de Palma, retrasaron la hora de apertura. La Lolita, Séptimo Cielo, Bahía Lounge, Belle Epoque o Marítino 21 constituían este colectivo.

Una hora después de la apertura oficial, las mesas y las barras estaban mas repletas de gente que las pistas de baile. Los asistentes hicieron acopio de fuerzas con todo tipo de viandas, calamares, chorizos y pamboli de jamón recién cortado se llevaron la palma. Energía para la semana larga de fiesta.