Tiene cuatro rutas habituales por el carril-bici y cada día elige una diferente cuando sale de casa. Sobre las nueve de la mañana, Joan Jaume Roig, con 79 años y siete nietos, se coloca el casco y empieza a pedalear en la pequeña bicicleta que le ha prestado su nieto Carlos. "Él no la utilizaba y yo buscaba una bici que fuese fácil de guardar", detalla. Dos horas de trayecto y vuelta a casa. "Me aficioné cuando construyeron el carril-bici de las Avenidas, porque antes, cuando querías ir al paseo Marítimo, tenías que atravesar calles abarrotadas de coches y me parecía peligroso". Desde su piso en Médico José Darder llega hasta Can Pastilla o el muelle de Pelaires por la ruta del mar, aunque pasando por la plaza de España; o hasta Son Cotoner o Gesa por la ruta norte (la de Balmes y el camí de Jesús). Siempre sin salirse de la vía roja.

Lo único que a Joan Jaume le da miedo es ver los autobuses de frente cuando circula por el carril. "En ese momento ves sus ruedas y piensas, como me despiste, se acabó todo", bromea muy en serio. Tampoco le haría ninguna gracia que se pinchase una rueda de su bicicleta, por lo que ha construido un portabultos para enganchar encima una caja y poder meter una bomba, parches para la cámara y todo lo necesario para sus paseos. Ya tiene timbre, caballete y luz trasera en el casco.

Energía no le falta y el ciclismo es beneficioso para su único problema de salud (diabetes), según le indicó el médico. Desde que el ayuntamiento de Palma construyó el carril-bici, dice que su vida ha cambiado. "Ahora voy a sitios que hacía años que no visitaba, como es Carnatge, por ejemplo".

"Es normal que no guste a todos"

Por su experiencia desde que comenzó a pedalear en septiembre, el peor carril-bici es el existente en la primera línea "en el tramo frente a la playa de Can Pere Antoni, debido a que es muy estrecho, aunque la cuestión es ir con vista". No tiene queja sobre el polémico de las Avenidas, porque para él sólo ha sido positivo. "Sé que hay gente que lo ha criticado, pero es normal que algo no guste a todo el mundo", alega. En cuanto a las retenciones que causa en la circulación a motor, por la reducción de un carril, asegura que nunca las ha visto.

Cree que a los conductores, peatones y ciclistas todavía les falta mucho por aprender. "Escasea el respeto". Los dos primeros no suelen comprobar si vienen ciclistas por el carril-bici antes de cruzar y los aficionados al pedal a veces se saltan los semáforos en rojo. Joan Jaume no lo hace, tal como destaca. "Yo cumplo todas las normas y he leído detenidamente el reglamento municipal".