El pasado 6 de febrero se cumplió un deseo anhelado durante años por los fieles mallorquines y mallorquinas del Opus Dei, y por tantos cooperadores y amigos. Por primera vez el prelado de la Obra visitaba la capital balear. Cerca de mil quinientos mallorquines –también había ibicencos y menorquines- se reunieron en el pabellón del colegio Llaüt de Palma para estar presentes en la tertulia con monseñor Javier Echevarría. Fue un encuentro entrañable y familiar.

El Opus Dei se fundó en Madrid el 2 de octubre de 1928 de la mano de San Josemaría Escrivá, en aquel entonces un sacerdote aragonés "que tenía veintiséis años, la gracia de Dios y buen humor… y nada más". Ese día, mientras celebraba misa vio con claridad que todas las personas, sea cual sea su condición, raza o cultura, están llamadas a ser santas —todas son hijos de Dios y a todas quiere por igual— a través de su vida diaria, en su trabajo, con su familia. A ojos de hoy nos parece una idea muy clara y sencilla, pero hace casi cien años existía una mentalidad muy diferente, en donde se pensaba que para ser cristiano en serio, uno debía alejarse del mundo. En aquellos momentos proponer la santidad a una madre de familia, a un profesor universitario o a un payés, provocaba la risa o el desdén de muchas personas.

Por tanto, san Josemaría empezó de cero un largo itinerario, el cual, empujado por los efluvios del Espíritu Santo, le permitió iniciar el proyecto de la Obra. Pero no todo fue un camino de rosas, pues también hubo momentos de no pocas incomprensiones, que hicieron sufrir al joven sacerdote. Estas contrariedades no hicieron desfallecer a San Josemaría, que como buen aragonés se empeñó en difundir sus ideas. En 1933, se creó en Madrid la academia DYA, primer centro del Opus Dei. En el año 1941 el obispo de Madrid, don Leopoldo Eijo y Garay, concedió la aprobación diocesana del Opus Dei. Por esos primeros años algunos mallorquines que se habían trasladado a estudiar a ciudades como Madrid y Barcelona, ingresaron en la Obra, y que con el tiempo, algunos de ellos, se convertirían en sacerdotes. Quizás el más conocido, porque sigue paseándose por Palma y porque su biografía ha sido leída en medio mundo, sea don José Orlandis. Precisamente, un joven José Orlandis fue quien acompañó por primera vez a san Josemaría a Roma a bordo del J.J. Sister. A partir de 1946, el fundador fijaría su residencia a la Ciudad Eterna.

En 1947, Pío XII otorgó al Opus Dei la primera aprobación pontificia. Ello permitió que las personas casadas también pudiesen ingresar en la Obra (los supernumerarios). Así, pues, a inicios de la década de los cincuenta surgen los primeros supernumerarios mallorquines. Fue por aquellos años en que la labor apostólica de la Obra se extendió por Europa y América, y algunos mallorquines participaron en ella, como por ejemplo los sacerdotes, originarios de Felanitx, Josep L. Massot (Felanitx) que marchó a México y Juan Rosselló a Perú, Carlos Ferrer (Palma) a Kenia y luego a Estados Unidos, o Jaime Payeras (Bunyola) a Perú. En esa época, Palma todavía no disponía de un centro estable del Opus Dei. En la calle Sant Roc había un "apeadero", es decir, una casa donde cada quince días venía un sacerdote de Barcelona para atender a los fieles de la Obra. Hubo que esperar hasta el año 1967 para poder inaugurar el primer centro, el cual se estableció en la Avenida Argentina: el centro Ariany. Para los jóvenes se instaló también cerca de allí el Club Alfàbia. Luego siguieron otros centros, tanto de hombres como de mujeres. En el año 1972, la labor de la Obra se había extendido notablemente en Palma, prueba de ello fue que ese mismo año una "expedición" mallorquina se trasladó a Barcelona con el objetivo de acudir a una tertulia con San Josemaría que tuvo lugar en un polideportivo a las faldas del Tibidabo.

El 26 de junio de 1975, el fundador falleció en la sede central del Opus, en Villa Tevere (Roma). Le sucedió don Álvaro del Portillo. Cuando en 1982, Juan Pablo II erigió el Opus Dei en Prelatura personal, don Álvaro se convirtió en el primer Prelado de la Obra. Mientras tanto en Palma se continuó con la labor apostólica. Durante décadas los retiros espirituales se organizaban, bien en hoteles, bien en casas particulares. Finalmente, en 1991 se inauguró la casa de retiros de Sa Carrotja, ubicada en la localidad de Campos.

En 1994 falleció el obispo D. Álvaro del Portillo y le sucedió como prelado D. Javier Echevarría. Don Javier había pedido la admisión en el Opus Dei en 1948 y en 1952 se convirtió en el secretario de Mons. Josemaría Escrivá, del que no se separó ya hasta su muerte. Hoy en día el Opus Dei ha iniciado la labor en los cinco continentes: Japón y Kenia (1958), Australia (1963), Congo (1980), India (1993), Rusia (2008), Indonesia (2009)… son algunos de esos países.

El pasado sábado día 6 al ver subir al estrado al obispo monseñor Javier Echevarría, con la imagen de la bahía de Palma y la catedral al fondo, uno pensaba estas cosas: en la soledad de un joven sacerdote aragonés en el Madrid de los años treinta, en los esfuerzos sobrehumanos de los primeros años, en don José Orlandis, en el pequeño apeadero de la calle Sant Roc, en la "expedición mallorquina" al Tibidabo, en las tertulias veraniegas en Sa Carrotja, en la ilusión de cientos de mallorquines que durante décadas han ido allanando el futuro… y resonando en la mente aquellas palabras certeras de San Josemaría: "Soñad y os quedaréis cortos".

* Cronista oficial de Palma.