A lo lejos se escucha el eco de los niños del Collège Français, mientras Nitos calienta los hornos donde en breve empezarán a dar vueltas los ´pollos mejores del mundo´, según la cantante Bonnie Tyler, una asidua a este rincón de Gomila que no está catalogado ni es Bien de Interés Cultural. Sólo vida. "Una vez entró un cliente y dijo al ver a la cantante: Mira, si se parece a la Tyler. Pero si es ella, le dije. No me creyó y se fue pensando que estaba loco".

En apenas 40 metros cuadrados, Juan Jiménez, Nitos para todos, se desenvuelve ayudado por su compañera Ana Kim Kam Tai y Simón, el hermano "del amor de mi vida". Ella, una china de Hong Kong, regentaba el restaurante vecino: "Me empezó a mirar, yo la miré... Me he entregado con alma y corazón", confiesa. Así, más de diecisiete años juntos.

Mucho antes de la llegada de Ana, Nitos abrió este puesto de ´pollos para llevar´, especialidad de la casa, aunque nació al antojo de los hambrientos de hamburguesas y, sobre todo, sedientos de cuba-libres.... Nitos levantó la barrera a rebufo de la inauguración de Barbarela, en 1969, una de las mejores discotecas de Palma. Así fue como su local se convirtió en parada y fonda de tantos y tantos famosos que actuaron en la disco, y de tantos y tantos viajeros y mallorquines que "iban a ligar extranjeras", apunta Nitos.

"Siempre fui muy echado pa alante. Con catorce años me enviaron a Barcelona a estudiar peluquería. Estuve en la pensión Trafalgar, donde conocí al humorista Coll. Quise ponerme en contacto con él para invitarle a una copa, y se me ha muerto", señala Nitos, bajando la vista, un gesto infrecuente en quien mira de frente.

Los rulos y los tintes no eran lo suyo. Regresó a Palma. Trabajó en Son Sunyer, con un fotógrafo que retrataba a los turistas. Nitos sabía varios idiomas, así es que negociaba con ellos. Decidieron arrendar el local de la avenida Joan Miró. Entre sus vecinos, además de la reciente Barbarela, los hoteles Villa Margarita y el Altair.

"Aquella Palma no tiene nada que ver con ésta. En los setenta sí que había turismo de calidad en Gomila. Venía un sueco, te pedía un cuba-libre (Nitos no dice nunca cubata) que costaba 18 pesetas y te daba un billete de cien. El resto, propina", relata.

"¿Que qué ha pasado? Hay cosas que no puedo contar, pero esta decadencia es una suma de factores y uno muy importante es la falta de apoyo de los políticos, luego las cargas impositivas han hecho imposible seguir sosteniendo los negocios y, también, extraños intereses ... bueno, prefiero no seguir". Añade: "La plaza Gomila fue la plaza más cosmopolita de Europa, pero Barbarela la desplazó y todos empezaron a venir aquí. El cierre de Tito´s, el de la buena época, precipitó la caída de toda la zona".

Nitos no bailaba ni en Barbarela, ni en las vecinas Crazy Daisy o Babaria, pero fue un privilegiado que se codeó con los artistas y entró en los camerinos, vedados a todos. "José Feliciano, bueno su mujer, que era un sargento de escuadra, no dejaba entrar a nadie más que a mí. Le llevaba dos cafés con leche antes de la actuación, y otros dos al acabar ".

Recuerda con especial cariño a Mari Trini, "era como su canciones, tímida", y le ríe la mirada cuando recuerda aquel habitual de Sara Montiel ´¡pónme un güisqui, pero del bueno, eh!´; yo nunca he servido garrafa, por eso siguen viniendo aquí. Me puedo haber equivocado muchas veces, pero nunca he engañado a nadie".

Desde la Casa Real a Eric Burdon, Lorenzo Santamaría, Dani Daniel, Dona Haytower y tantos otros han saboreado los pollos de Nitos. El secreto no está en la salsa, está en Juan Jiménez, Nitos. Así le conocen. Los niños del Collège han vuelto a clase.