Este año se celebra el 200 aniversario del nacimiento de Frédéric Chopin. La estancia del músico polaco en Palma y, sobre todo, en Valldemossa no pasó —ni ha dejado de pasar— desapercibida. Por ello la ciudad de Palma, y por extensión toda Mallorca, se sumará a la conmemoración mediante diferentes actos y conciertos.

Chopin y Sand se conocieron a finales de 1836 en París, ciudad en la que residían. Ambos habían sido invitados por Franz Liszt y la condesa d´Agoult a una reunión de amigos en el Hôtel de France. En ese primer encuentro no se cayeron bien. Durante la fiesta, Sand murmuró a una amiga: "ese señor Chopin ¿es una niña?", mientras que el músico polaco comentó a la salida del hotel: "esta señora Sand ¿es una mujer? Estoy por dudarlo". Al cabo de medio año se volvieron a encontrar en otra reunión de amigos, esta vez en casa del propio Chopin. En tal ocasión Sand quedó prendada del polaco al verle tocar junto a Liszt. Al poco tiempo iniciaron una relación que duró ocho años.

Durante el año 1838, Maurice Sand, hijo de la escritora, había tenido ataques reumáticos. Un matrimonio amigo de la familia, los señores Marliani —él, un político y escritor francés y ella, una española— conocían la isla de Mallorca y su clima saludable. Ellos dieron la idea a George Sand de que el suave clima de la isla y sus bellos parajes proporcionarían un saludable invierno a Maurice. Sus también amigos el ministro español Mendizábal y el músico Francisco Frontera, natural de Valldemossa y residente en París, elogiaron asimismo la isla y animaron a la pareja a visitarla. En aquella época, Chopin ya tenía síntomas de su enfermedad, la tuberculosis, aunque todavía no se la habían diagnosticado. Comentó a su médico, el señor Gaubert, la posibilidad de pasar el invierno en Mallorca, idea que gustó mucho al doctor. De esta manera, Frédéric Chopin, George Sand y los dos hijos de Sand, Maurice y Solange, decidieron pasar el invierno en la isla. Tras aguardar unos días en Barcelona, zarparon hacia Mallorca y el día 8 de noviembre de 1838, arribaron al puerto de Palma a bordo de El Mallorquín, conocido como es Pagés por representar su mascarón de proa un payés vestit a l´ampla.

Los dos primeros días se alojaron en un vetusto hostal que daba a la calle del Mar, luego huyeron del estruendo de los martillazos que producían los boteros a pie de calle. Les acogió unos días el cónsul francés, Pierre-Hippolyte Fluir, en su propia casa de Palma, hasta que consiguieron alquilar Son Vent, una finca a las afueras de la ciudad, en el incipiente barrio de Establiments. Allí les tocó vivir unas tres semanas de días soleados, agradables, de paseos campestres por los alrededores de la comarca. Parecía que habían acertado con su decisión de venir a Mallorca. Todo se empezó a torcer cuando apareció el mal tiempo, a principios de diciembre. La lluvia, los fuertes vientos y el frío húmedo empezaron a intensificarse. Todo ello hizo redoblar la insistente tos de Chopin, que no tardó en caer enfermo.

Le visitaron tres médicos: el doctor Pere Josep Arabí, el doctor Miquel Oleo y el doctor Fiol. Enseguida le diagnosticaron tuberculosis. La noticia corrió como la pólvora, llegando a oídos del propietario de Son Vent, el cual pidió a sus inquilinos que abandonasen la finca para, una vez deshabitada, proceder a su desinfección blanqueando las paredes con cal.

Ante esta situación, Chopin, Sand y sus dos hijos tuvieron que volver a abusar de la hospitalidad del cónsul francés. Allí pasaron varios días. Fue entonces cuando decidieron organizar una excursión a Valldemossa. Allí descubrieron el bello monasterio de la Cartuja. Los monjes cartujos lo habían abandonado por la fuerza tres años antes. Cuando Chopin y George Sand entraron en el cenobio lo pudieron contemplar tal cual los monjes lo habían dejado, incluso los cirios de la iglesia estaban a medio consumir. Valldemossa les gustó. Tanto es así que ese mismo día acordaron alquilar algunas dependencias de la Cartuja. El 15 de diciembre se instalaron.

Allí permanecerían hasta el 12 de febrero, momento en que volverían a Palma para, al día siguiente, regresar a Barcelona de nuevo en es Pagès. El tiempo no mejoró y al estar en Valldemossa notaron con más crudeza el invierno que, además, ese año no dio tregua. Chopin, frágil y cada vez más enfermo, prácticamente no salió de los muros cartujanos. La situación de George Sand fue bastante complicada: tuvo que hacer de enfermera, secretaria, gobernanta, madre... Si a esta situación se le añade su carácter difícil y sus costumbres forjadas en los ambientes burgueses parisinos (vestir con pantalones, fumar en público, pasear sola por la noche, convivir con un hombre que no era su marido...), que chocaban frontalmente con las costumbres de Mallorca, ello puede explicar, en parte, la tremenda diatriba contra los habitantes de la isla que dejó plasmado en su libro Un Hiver à Majorque. Diatriba que consiguió sacar de sus casillas, haciéndole perder los papeles, a un jovencísimo José María Quadrado, quien dejó para la posteridad el famoso artículo A Jorge Sand. Vindicación, publicado en el semanario La Palma (1841): "Jorge Sand es la mas immoral de los escritores y Madame Dudevant [es decir, la misma George Sand] la mas inmunda de las mugeres". Todo esto ya es historia y al releer todos estos comentarios únicamente nos provoca una leve sonrisa. No sería justo resaltar exclusivamente estos aspectos, pues la estancia de Chopin y Sand significó muchas más cosas. A la escritora, vivir en la Cartuja le supuso poder inspirarse y escribir su novela Spiridión, mientras que Chopin, desde su celda, resguardado de la intensa lluvia, frágil, casi sin fuerzas, compuso la mayoría de sus Preludios, la Polonesa en Do menor, op. de 40, o la Mazurca en Mi menor, op. 41 nº 2, entre otras composiciones. Por todo esto, Frédéric Chopin y George Sand quedarán siempre ligados a Valldemossa, al estrépito de su lluvia golpeando sus tejados, a sus empedradas calles tapizadas con hojas de plataneros, a la austeridad vestida de cal… ¡Escuchen!,¿no lo oyen?, es el Preludio en Mi menor, op. 28 número 4.

* Cronista oficial de Palma.