Uno de los pasajes comerciales y más importante y céntrico de Palmade Palma, el de Costa den Brossa, permanece cerrado a cal y canto. El riesgo inminente de derrumbe de un edificio ha provocado que los vecinos sean desalojados y que los comercios que se encuentran en la zona se vean forzados a echar el cierre sine díe.

La voz de alarma se dio el pasado viernes. Entonces, uno de los propietarios de las dos plantas superiores se personó en el inmueble en mal estado. Los daños que presentaba la vivienda eran evidentes, hasta el punto de que se decidió a llamar a un albañil con carácter inmediato. El operario se percató de que la gravedad de la situación le sobrepasaba con creces. A partir de este instante, el albañil decidió que un aparejador tomara cartas en el asunto. Al verse desbordado, el técnico dio aviso, a su vez, a un arquitecto. Este último concluyó que era preciso tomar medidas urgentes. De inmediato, dio aviso a los bomberos, quienes tomaron la decisión de cerrar el tramo alto de la transitada calle. El riesgo de derrumbe era obvio. La medida afectó tanto a vecinos de ambos lados como a los comercios que se encuentran a pie de calle.

Apuntalada

Los bomberos se personaron ayer en el inmueble para estudiar qué medida era más aconsejable. Los expertos determinaron que el acceso a la calle debía ser prohibido terminantemente. Al menos, hasta que toda la estructura estuviese convenientemente apuntala da.

Por su parte, la concejala de Urbanismo, Yolanda Garví, insistió ayer que la decisión de abrir la calle "está en manos de los técnicos municipales". Garví no aventuró ninguna fecha en la que la calle Costa den Brossa podría reabrirse a los peatones.

Mientras los bomberos examinaban ayer en la zona, operarios colocaban vallas para que ningún peatón despistado se adentrara por el peligroso tramo del pasaje.

"¿Y ahora cómo puedo subir a Cort?", se preguntaba ayer una mujer mientras encontraba la fórmula más idónea para dar el rodeo. Los peatones más curiosos se arremolinaban ayer a ambos lados de la calle para tratar de escudriñar qué es lo que ocurría que había motivado tamaño despliegue.

El empresario Pedro Mesquida, propietario de Stone Palma, es uno de los comerciantes afectados por el cierre de Costa den Brossa. Mesquida, vicepresidente de Afedeco, calificaba de "muy grave" la clausura de esta calle.

"La medida no sólo afecta a los empresarios que tenemos comercios en este tramo. En la calle San Nicolás, los comerciantes están que lloran porque no les llega nadie", resaltó.

Asimismo, Pedro Mesquida destacó ayer el peligro que suponía para muchos comerciantes la clausura de Costa den Brossa. "Puede suponer la puntilla para muchos. Sobre todo después de haber pasado el invierno más duro de los últimos años. Hemos acumulado más stock que nunca y no se le puede dar salida. Yo solo tengo 260.000 euros en stock", reconocía Mesquida sin ambages. Para él, la responsabilidad es compartida: "Los propietarios tienen la obligación de tener las viviendas en condiciones, pero el Ayuntamiento tenía que haber hecho antes una inspección".