En 1790 el francés De Sivrac creó una máquina de transporte, el célérifère, impulsada por los pies del conductor que alternativamente iban empujando en el suelo. Veintiséis años después, el alemán K.F. Drais von Sauerbronn construyó la draisina, una especie de célérifère con la particularidad de que era la rueda delantera la que dirigía el aparato. En 1839, el escocés K. Macmillan añadió unos pedales. Había nacido la bicicleta. Lo que empezó siendo un artilugio que la burguesía empleaba para pasear, pronto se utilizó para practicar uno de los deportes más épicos y bellos que ha dado la historia: el ciclismo.

En Mallorca, la primera noticia que se tiene sobre la llegada de un biciclo data de 1869, el cual había sido adquirido en Francia por el banquero mallorquín Ernesto Canut. Fue a partir de ese año en que se empezaron a ver bicicletas rodando por las calles de Palma. A partir de los años ochenta se empezaron a ver carreras espontáneas durante las fiestas populares, muchas veces compitiendo caballos contra bicicletas. En 1888, nació la Sociedad Velocipedista de Palma, embrión de lo que años más tarde sería la Federació Balear de Ciclisme. No obstante, hubo que esperar hasta el año 1892 para ver, por primera vez en Mallorca, una carrera organizada de bicicletas. Felanitx fue el escenario de este primer encuentro. En Palma, ese mismo año, se creó una sociedad para construir un velódromo en Son Espanyolet, el cual fue inaugurado al año siguiente. También en 1893 se hizo el primer campeonato de Baleares de ciclismo. En esta época surgieron las primeras leyendas de este deporte: Melcion Riera, Jaume Colom, Antoni Manresa, Nicolau Vives, Simó Febrer…; y los primeros clubes ciclistas, como por ejemplo el mítico Veloz Sport Balear o la sociedad Círculo Ciclista. En aquellos tiempos surgían carreras improvisadas, bien haciendo cronometrajes en solitario, bien quedando unos cuantos amigos para hacer carreras de Palma hasta Casa Blanca o Can Penasso.

1903 es, sin ninguna duda, un año importante para el ciclismo palmesano, pues se inauguró uno de los velódromos más célebres, ya no de Mallorca, sino de España: el velódromo del Tirador, construido por el Veloz Sport Balear. Un año después de su inauguración se celebraron los campeonatos de España de ciclismo. La afición por las bicicletas fue aumentando, no había pueblo que se preciase en Mallorca, que no tuviese un velódromo con sus ídolos locales. Durante las carreras los velódromos se llenaban de gente. Resulta muy fácil encontrar a alguna persona mayor de Palma que haya sido testigo directo de aquellas concentraciones multitudinarias en el Tirador. Hace ya algunos años, el famoso periodista deportivo Lambert Cortés, Avespa, durante una entrevista que le hicieron, no dudó en afirmar que durante los años treinta, cuarenta y cincuenta, el deporte más importante era el ciclismo.

Se puede decir que las carreras en pista fueron las que más fama tuvieron durante todos esos años, aunque ello no quiere decir que no se realizasen carreras en carretera. En 1913 se organizó la primera Volta a Mallorca, en la cual destacaron los corredores Simó Febrer, Bartomeu Roig —conocido como en Tomeu des Molinar y Antoni Llompart. Se podrían contar muchas anécdotas ocurridas durante las primeras ediciones de la Volta a Mallorca. Por ejemplo, en la de 1932, durante la segunda etapa, el ciclista Nicolau fue atacado con palos. En 1954 ganó la Volta a Mallorca el mítico corredor Francesc Alomar, que al año siguiente quedaría segundo en una etapa del Tour de Francia, y sería ganador de la montaña en la Vuelta Ciclista a España.

Simó Febrer, Bartomeu Flaquer, Miquel Bover, Miquel Llompart… y muchos otros representan a varias décadas de la historia del ciclismo mallorquín. Ahora bien, dos son los ciclistas que eclipsan el panorama, ya no balear o español, sino mundial. El primero es Guillem Timoner, seis veces campeón del mundo en pista. En 1955, en Milán se proclamó campeón del mundo. Era la primera vez que un español lo conseguía. Se proclamó campeón mundial por sexta y última vez en 1965, marcando un hito histórico para el deporte mallorquín y español. Nadie se hubiera imaginado que unos años más tarde, otro joven mallorquín superaría ese record. Joan Llaneras ha colocado el listón, muy, muy alto. Parece imposible superarlo. Llaneras se ha proclamado siete veces campeón del mundo. Tal como cuenta Miguel Vidal en su artículo Mallorca, terra de campions, en el año 2007, Llaneras se proclamó por séptima vez campeón del mundo en el Palma Arena de Ciutat, siendo testigo y cronista de la gloriosa gesta Guillem Timoner.

La lista de ciclistas insignes continua: Marga Fullana proclamada campeona del mundo varias veces en la modalidad de bicicleta de montaña, Toni Tauler, Toni Colom… y tantos otros. El futuro del ciclismo en Mallorca está asegurado, basta que uno se pasee en bicicleta por las carreteras de la Isla para darse cuenta de la gran afición. Afición que no tiene edades: jóvenes, adultos y más mayores, con sus maillots tiñen de colores todos los puertos de montaña y todos los caminos del Pla. Por otro lado, la presencia de Joan Llaneras como director de la Escuela de Ciclismo que lleva su propio nombre, es una garantía de futuro y permite reafirmar aquella divisa que dejó plasmada Lambert Cortés en 1998: "Mallorca es tierra de ciclistas".

(*) Cronista oficial de Palma