Dos caravanas instaladas en los solares en las que antes se levantaban sendas chabolas en el poblado de Son Banya han reemplazado desde hace semanas a dos de los puntos de venta de droga existentes en las barracas derribadas por el ayuntamiento de Palma en aplicación del plan de erradicación y realojamiento del poblado gitano.

Fuentes del departamento de Servicios Sociales de Cort han asegurado que se ordenará en los próximos días la retirada de ambas roulottes, ya que una de las condiciones del plan de realojos, que se va a mantener a rajatabla, consiste precisamente en la prohibición de reedificar de nuevo las casetas derribadas independientemente del uso a que se destinen.

En esta ocasión, no obstante, se ha constatado que las caravanas sustituyen a dos puntos de venta de sustancias estupefacientes ligados al denominado clan de la Paca y a otro, que con anterioridad estaban ubicados en alguna de las edificaciones derribadas.

Por ello, se interpreta que los derribos realizados hasta el momento "han hecho mucho daño al negocio" ilegal de venta de sustancias estupefacientes, que los expertos consideran como uno de los principales motivos por los cuales una parte de la población de Son Banya es reacia a la erradicación del poblado.

El plan de realojos que se está aplicando desde finales del pasado mes de julio, cuando el Patronat Municipal de Realotjament i Inserció Social realojó a la primera familia que, voluntariamente, decidió abandonar el poblado. La chabola en la que vivían sus integrantes, fue derribada con el fin de que no fuera ocupada por otra, aunque poco tiempo después se tuvo que ordenar un nuevo derribo de la parte que se había intentado reconstruir.

El 25 de septiembre se procedió al derribo de cinco edificaciones del poblado que estaban desocupadas. En esta ocasión su demolición estaba relacionada con la lucha contra el narcotráfico, puesto que se sospechaba que en alguna de ellas el clan de la Paca escondía un botín de dinero, como así fue.

Hace poco más de una semana se procedió al realojo de una segunda familia integrada por un matrimonio y dos hijas menores que dejaron su chabola para pasar a vivir de forma normalizada en Palma. Desde Bienestar Social se hace hincapié en que ninguna de las dos familias realojadas tiene nada que ver con el narcotráfico, puesto que ésta es una condición imprescindible para que puedan acogerse al plan de realojo.

Es en las diez edificaciones restantes de las doce derribadas hasta el momento en las que se realizaban operaciones de compraventa o de almacenamiento de droga y, con su demolición, estos puntos de venta –no son los únicos– han desaparecido. Desde Servicios Sociales de Cort se prevé que en 2010 se puedan realojar a unos 50 familias, con lo que, a finales de año, quedarían en pie en el poblado algo menos que la mitad de chabolas. Se calcula que, al final de mandato, en 2011, queden en pie unas 25 edificaciones.