Un empresario adquirió durante el pasado mandato una parcela en el cementerio municipal de Palma con el objeto de construir un panteón familiar. No obstante, su sorpresa fue mayúscula cuando hace varios meses se le comunicó por parte del área de Urbanismo del ayuntamiento de Palma la imposibilidad de concederle licencia de obras.

La cuestión ha sido tratada ya en varios consejos de administración de la Empresa Funeraria Municipal (EFM) sin que, por el momento, se haya podido hallar una solución.

El empresario, siendo director gerente de la Empresa Funeraria Municipal Oscar Collado, en prisión provisional desde el pasado jueves por presuntos delitos de cohecho, malversación de caudales públicos, falsedad documental y fraude a la administración, adquirió una porción indeterminada de terreno en la parte antigua del camposanto de Palma. La operación se realizó sin la convocatoria de un concurso previo y sin que quedara plasmada en un contrato de compraventa o, en su caso, un acuerdo de concesión.

El único documento del que dispone el "comprador" es una factura emitida por la Funeraria en la que se indica que abonó "por la compra del solar" 30.000 euros. No obstante, los datos de la parcela que figuran en el documento no se corresponden con la planigrafía de esta parte del cementerio municipal.

El solar en cuestión se señaló sobre una fotografía aportada por el empresario y se observa que éste se corresponde con una parte de zona verde y de un vial, ambos inedificables.

El empresario quería construir un panteón cuyas dimensiones se salen de las habituales en esta zona del cementerio, que estaría situado justo detrás del mausoleo funerario erigido por el magnate Joan March Ordinas.

Tal como presentó el proyecto, en el caso de que se suprimiera el vial y la zona verde ocupada actualmente por la parcela, la cripta, una vez edificada, quedaría en medio de una zona verde pública y con la posibilidad de instalar ventanales en tres de las cuatro fachadas.

Se trata de una disposición distinta al resto de panteones existentes en esta zona, que sólo disponen de un acceso desde el exterior y cuentan con paredes medianeras.

En la documentación que aporta el ´comprador´ –en realidad sólo podría ser titular de una concesión y nunca de una propiedad en el cementerio municipal– no se indica tampoco la superficie de la supuesta parcela adquirida.

La inconcreción llamó la atención a los miembros del actual consejo de administración de la empresa por cuanto el cementerio antiguo y sus sucesivas ampliaciones tienen una disposición similar a la de una ciudad. Está distribuido en calles y plazas, zonas verdes y espacios libres públicos con sus respectivos nombres. Además, cada parcela tiene asignado un número.