La acumulación de basura en los solares supone el eterno problema con los vecinos preocupados por la insalubridad y la mala imagen que generan este tipo de conductas. Aunque en el barrio de la Soledat este inconveniente llega a cotas importantes. Algunos de los residentes tienen la costumbre de invadir uno de los solares ubicados en la calle Perú para acumular residuos de todo tipo: colchones, muebles, juguetes... que además utilizan de tanto en tanto para alimentar las hogueras que también encienden estos ciudadanos.

"Son los trastos del baratillo", acusaba uno de los vecinos afectados, que contempla desde hace años cómo algunas de las familias humildes de esta zona abocan allí lo que recogen de la calle y no pueden revender en el rastro los sábados por la mañana. Aunque los solares están vallados, estas personas no tiene reparos a la hora de volcar alguna de las barreras para crear su particular depósito, a pesar de que el propietario de estos terrenos, el Ibavi, reconstruye y sanea estos terrenos continuamente.

"Ese servicio lo pagamos todos", denunciaba este residente, quien manifestaba su malestar porque este organismo no haya levantado todavía una valla más sólida que impida esta conducta. "Si la administración conoce el problema desde hace años ¿Por que no actúa?", espetaba ante las débiles barreras con soporte de hormigón que no espantan las malas artes de estos vecinos.

Cada seis meses el Ibavi limpia este solar, dentro de las tareas habituales de mantenimiento que realiza en todas sus propiedades. Sin embargo, desde el Instituto reconocen que en este lugar actúan más asiduamente (no en vano volvieron a sanear este espacio nada más ser preguntados por este rotativo). No obstante, consideran que esta situación no es tan preocupante como afirman los vecinos -al menos durante los casi dos años que ha durado la actual gerencia-, pero que ya están estudiando reforzar las barreras para impedir este comportamiento.

Aunque ven difícil una solución definitiva para detener esta conducta, pues estos terrenos están todavía sin calificar por el Ayuntamiento y no puede construirse todavía nada. En esta calle, el Instituto cuenta con tres solares que pertenecen a una zona de actuación especial donde debe ser el consistorio quien decida a qué irán destinados estos terrenos, una vez se urbanice toda la zona.

Desde Cort tampoco auguran una solución a corto plazo. La unidad de ejecución de estos solares debe extraerse de una actuación conjunta entre todos los terrenos del sector, consensuada con sus propietarios que deben aprobar el proyecto de urbanización negociado por el consistorio. Un proceso burocrático que, aunque esté en marcha, suele dilatarse durante bastante tiempo. La única de salida de estos vecinos es apelar al civismo espontáneo que pueda transformar a sus conciudadanos.