Su spa urbano, abierto hace tres años y ubicado en la calle Antoni Frontera, 9, es un pequeño remanso de paz en el medio de la "locura" de la ciudad.

-¿La gente va muy estresada en Palma?

-Muchísimo, cada vez más. No nos falta mucho para parecernos a Barcelona o Madrid. La gente necesita parar un poco y relajarse.

-¿Y cómo se puede hacer eso?

-Yo les ofrezco tratamientos faciales y corporales, sin olvidar los pies. Intento trabajar siempre a través del contacto humano y no con aparatos, porque son más rápidos pero no más eficaces.

-¿Por qué?

-Porque lo que transmite un ser humano no lo puede transmitir un aparato. Yo percibo el estrés en las personas y conozco las diversas formas para ´descargarlas´.

-¿Usa cosmética natural?

-Absolutamente. Cuido mucho lo que pongo en la piel porque está llena de poros, respira, y se ´come´ todo lo que se pone sobre ella. Por lo tanto, no uso ningún producto con químicos.