Fuentes policiales que investigan la malversación de fondos públicos presuntamente cometida por Javier Rodrigo de Santos atribuyen algunos de los elevados cargos efectuados en clubes de alterne con su tarjeta Visa oficial -hasta 1.450 euros en una sola noche- a que el ex concejal de Urbanismo invitaba a terceras personas a participar en orgías.

Según fuentes consultadas por este rotativo, si bien no hay constancia de que estos locales estén relacionados con el tráfico de drogas -lo que podría haber explicado estas elevadas cantidades-, no se descarta que las personas participantes en estos encuentros sexuales pagados con fondos públicos consumieran estupefacientes aportados a título particular.

Por otro lado, las mismas fuentes explicaron que Rodrigo de Santos ha sido identificado sin posibilidad de error por los responsables de los establecimientos de alterne como la persona que pasaba la tarjeta de crédito con cargo a las arcas municipales para efectuar los pagos de los servicios suministrados.

Asimismo, otras fuentes próximas al caso han explicado que, al parecer, desde que se le retiró la Visa oficial, alrededor del mes de septiembre, el ex concejal popular en el ayuntamiento de Palma podría haber tenido serios problemas para mantener su elevado tren de vida y sus gastos en esta clase de festejos. Ello le habría conducido a solicitar que se le fiara dinero en los locales que frecuentaba, con lo que habría contraído importantes deudas.

Cabe recordar que la fiscalía anticorrupción, que ha presentado una querella contra el ex teniente de alcalde por un delito de malversación de caudales públicos, eleva a 50.804 euros el dinero que se ha gastado Rodrigo de Santos en sus visitas habituales a estos locales de contactos sexuales.

La cifra, no obstante, es provisional puesto que la Policía todavía está rastreando un grupo de facturas cobradas a cuenta de la tarjeta Visa Business Plata por servicios que no se han concretado. De este modo, la cantidad defraudada podría ser mayor.

El que fuera teniente de alcalde con Catalina Cirer al frente de Cort, casado y con cinco hijos, abandonó el viernes la isla y se trasladó a Madrid.