En la ciudad hay diferentes puntos en los que resulta habitual encontrar coches abandonados como si se tratase de un depósito. El Terreno hay un nuevo foco que se concentra en la calle Robert Graves. Una mirada atenta permite comprobar que en el parabrisas de varios coches la policía local ha colocado pegatinas amarillas avisando del plazo que el dueño tiene para retirar su vehículo de la vía pública. En un único tramo hay distintos coches. En esta zona existe un gran problema de plazas de aparcamiento. Las calles estrechas y la proliferación de pilones metálicos complican todavía más la posibilidad de encontrar un hueco libre.

En Robert Graves los coches están estacionados a ambos lados de la vía. La instalación de pilones obliga a dejar los vehículos en la calzada reduciendo el espacio para circular. La ubicación de un colegio supone un problema para los padres que acompañan a sus hijos al centro escolar en vehículo. Otro de los puntos de Ciutat que concentra un mayor número de coches abandonados es Miquel Fleta, por la barriada de Son Oliva, aunque en este caso es ya tradicional.

En la mayoría de centros culturales de Ciutat hay carteles en la puerta de entrada avisando a los usuarios que la matrícula para las actividades del próximo curso será en octubre. El del Terreno no se queda atrás, pero en este caso ni siquiera ponen un listado de los cursos que se pueden realizar. El aparcamiento de este casal de barrio inaugurado el año pasado estaba hasta ahora cerrado.

La asociación de vecinos ha reclamado en numerosas ocasiones que el ayuntamiento de Palma defina el uso que debe darse a las plazas. Unas deberían estar destinadas a la venta y otras al alquiler. Sin embargo, los vecinos explican que hace unas dos semanas rompieron la puerta de entrada del estacionamiento, que da a la calle Josep Villalonga, y aparcan sin control. Desde la entidad vecinal aseguran que han pedido una reunión con la alcaldesa Aina Calvo, para aclarar el futuro de este casal que presenta varias deficiencias. Una de ellas es que no funciona la calefacción, los parterres de vegetación están mal cuidados y se desconocen los cursos que se imparten.

El acceso en coche al ambulatorio de Arquitecte Bennàssar se convierte en un problema. Está situado frente a la gasolinera de Eusebi Estada y en una parte de Balmes ocupan hasta los cargas y descargas para poder encontrar un hueco. Los vecinos han reclamado en diversas ocasiones la ampliación del centro sanitario y una solución para la falta de estacionamientos ante el aumento continuado del número de residentes en esta barriada.

Las obras del Pont des Tren están paralizadas desde las pasadas elecciones autonómicas y municipales. Las vallas metálicas impiden el paso y un cartel avisa de que no puede pasarse, aunque nadie se ha preocupado de retirar las baldosas que quedaron sin poner. La señalización viaria también permanece en el suelo. Da la sensación como si todavía estuvieran trabajando allí los obreros. Hasta que se tome una decisión sobre el futuro del puente los restos de la obra deberían ser retirados.

El derribo de plantas bajas tradicionales en el barrio de Santa Catalina y su sustitución por promociones de viviendas de lujo es una tendencia en alza. En la esquina entre las calles Fábrica y Soler se anuncia una nueva finca con pisos para clientes de alto poder adquisitivo. Sin embargo, el pavimento de estas vías está en mal estado con baldosas levantadas o con agujeros. Por su parte, otra gran promoción inmobiliaria, esta vez la que se construye en la carretera de Manacor, ya cuenta con zonas de jardín y mobiliario urbano. El nuevo polígono industrial de Son Morro, que se levanta cerca, está muy avanzado.