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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Donde dije digo, digo Diego

En anteriores colaboraciones puse de manifiesto una cierta inquietud ante el divorcio entre los movimientos sociales crecientes y las instituciones /organizaciones democráticas y representativas (se presupone) de la ciudadanía. Para unos tal "inquietud" se centra precisamente en lo relativamente novedoso de los protagonistas de tales movilizaciones (ciudadanos de diversas edades y procedencia socioeconómica y cultural); para otros, entre los que me incluyo, la "preocupación" surge de la apatía y desgana de las instituciones y personas que deberían ofrecer una salida justa a los múltiples y reales "desajustes" que afectan a nuestra cotidianidad.

Estamos viviendo unos "momentos" económicos, sociales y políticos agitados. Oficialmente la crisis está en fase terminal con índices significativos de crecimiento de los indicadores macroeconómicos. Pero de momento tales inputs tienen escasa repercusión en la microeconomía, en la estabilidad personal y familiar de los ciudadanos y de sus familias, y la injusta situación que afecta gravemente a determinados segmentos (pensionistas, jóvenes, mujeres€). Frente a tales realidades una parte relevante de nuestra ciudadanía se moviliza en asuntos que afectan a su estabilidad y bienestar (pensiones presentes y futuras), así como ante situaciones insostenibles (la todavía brecha de género, la violencia contra la mujer concretada en índices insoportables de asesinatos y la reiteración de casos de agresiones sexuales). Hasta el momento los ciudadanos y ciudadanas, se manifiestan vivos y coleando. El 8 de marzo se llenaron nuestras calles en demanda de igualdad de las mujeres y contra la discriminación, el acoso y la violencia. El 17 de marzo miles de personas ocuparon las calles "por unas pensiones dignas". Siguen vivas las protestas de miles de personas por la sentencia de ´La Manada´ al grito "no es un abuso, es una violación".

En nuestra comunidad también la ciudadanía se mueve. ¡Mira por dónde! Parece haberse roto el clásico tabú : ja ho verem! El primer indicio, el setiembre de 2013 cuando las manifestaciones reunieron en torno a 100.000 ciudadanos de toda índole y condición contra la imposición del TIL, los recortes en educación y en otros servicios públicos, así como las formas del Ejecutivo de Bauzá. Y las movilizaciones de índole nacional también han arraigado en Balears.

La mayoría de tales reivindicaciones dependen de la Administración central donde los populares legislan y gobiernan en minoría con la ayuda de las muletas de Ciudadanos. En sus manos se supone radica la iniciativa y la responsabilidad legislativa y ejecutiva para hacer frente a las demandas (incluidas las de sus votantes). En los inicios ni el PP, ni su líder Rajoy, dieron importancia a tales movilizaciones. Las reclamaciones de pensionistas y mujeres eran absurdas, y los participantes estaban manipulados por los radicales. Siguiendo la estrategia propia de Rajoy: "El tiempo los disolvería como azucarillos". Pero las manifestaciones siguen activas. Los populares, Rajoy y sus ministros, cambian de tercio al observar la permanencia y constancia de manifestantes votantes e incluso militantes del PP. Donde no había dinero para las pensiones, ahora haberlo haylo en los Presupuestos, y a toda cuita exploran un nuevo impuesto. Ahora resulta que se enfrentan directamente contra el Consejo del Poder Judicial, jueces y fiscales, por la sentencia de "La Manada" de Pamplona; y el insigne ministro de Justicia se lanza a la yugular del magistrado que les declara inocentes argumentado que "tiene algún problema singular". Suma y sigue. Hasta hace escasas fechas el portavoz del PP, el locuaz Hernando, insultaba (sic) a los que defendían legislar en caliente. Ahora, pelillos a la mar, "donde dije digo, digo Diego".

El "no escuchar" y el "no cumplir" fueron (y son) causas de la pérdida progresiva de votos del PP, proceso continuo de transferencia a C´s a pesar de su indefinición y ambigüedad. Tales "desajustes" ¿tendrán repercusiones electorales? A un año vista, mayo 2019, se celebrarán elecciones, autonómicas (aunque no en todas las autonomías), municipales y europeas. Sin obviar que tales elecciones también pueden ser un barómetro relevante a tener en cuenta para las elecciones generales del 2020 (sino se adelantan). Todos los partidos comienzan a mover sus peones y alfiles. En próximas colaboraciones incluiré algunas perspectivas electorales referidas a nuestra comunidad.

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