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Matías Vallés

Boulevard

Matías Vallés

Las viviendas sociales de Petit Deià, a partir de 600 mil euros

¿Por qué hablamos de casas en vez de personas? Porque en Mallorca el cemento es más caro. Aleluya, las viviendas sociales del poblado suecoalemán de Petit Deià ya están a la venta. Por unos módicos 550 mil euros, puede usted habitar una "typical" covachuela de 84 metros cuadrados, con dos habitaciones y un baño. En efecto, a 7.000 euros el metro cuadrado, precio de mercado de Manhattan. Los votantes mallorquines de PSOE, Més y Podemos se amontonarán para comprar una de las 21 casas que destruyen el municipio. Conviene advertirles de que es la cifra de partida, y que se alcanzará fácilmente el millón de euros por un hueco en dicho hormiguero.

Es decir, los ingenuos votantes progresistas salen a la calle en defensa del paisaje, pagan incluso sus impuestos, se afilian a grupos ecologistas, creen votar en consonancia. A continuación, se encuentran con un Govern y un Consell de ultraizquierda que autorizan proyectos inmobiliarios salvajes en las zonas protegidas con sus desvelos, puesto que los chalés se anuncian "perfectamente integrados en el entorno". A precios que por fortuna no puede permitirse un militante de izquierdas, porque los rojos te dejan el césped perdido. Hemos de limpiar la isla antes de que nos desalojen los suecoalemanes. Y recuerde que Petit Deià encarece el piso que usted quiera comprarse en cualquier otro sitio de la isla.

Se evitó la Valldemossa de bolsillo que la vicepresidenta del Govern Rosa Estarás quería construir junto al original. Se interrumpió el Fornalutx de bolsillo que el vicepresidente del Govern Antonio Gómez quería construir junto a Lluc. En cambio, Petit Deià prosigue implacable. ¿Qué ha cambiado? Que el Pacto de Progreso impulsa una isla donde no puedan vivir los mallorquines. PSOE, Més y Podemos expulsan a los nativos, es un buen eslogan electoral. Vota izquierda y tendrás que marcharte de Mallorca.

Contra la evidencia, algunos indígenas piensen que la isla todavía les pertenece. Por ejemplo, mi amigo y su familia, que deciden visitar el Port de Sóller en un domingo reciente. Después de horas de cola en los aparcamientos del enclave marítimo, con más de diez vehículos esperando que alguien salga, vuelven a Palma sin haber pisado el suelo. Eso sí, el Túnel les salió gratis. La Mallorca que queremos.

Recuerde dónde leyó primero que en Sóller habría manifestaciones en demanda de que el Túnel volviera a ser de pago, al menos para los turistas. Pues bien, el alcalde Jaume Servera ya se ha manifestado a favor de "un númerus clausus de visitantes para evitar que muramos de éxito", a la vista de los atascos propiciados por la gratuidad del agujero en la montaña. El mallorquín es el único animal que piensa que las carreteras se construyen para él.

Nos cuentan la historia a medias, así que miles de personas me paran por la calle para preguntarme cómo acabó el agarrón entre la Reina de España y Letizia Ortiz en la catedral de Palma. Pues bien, Felipe VI estaba tan desesperado por el talante de su esposa que se saltó la comida de Pascua en Marivent. Abandonó a sus familias, reunió a sus amigos, todos ellos varones, y se fue de la misa a Nitos de la plaza Gomila. Allí degustó las mejores croquetas y pollo al ast del Mediterráneo, según acostumbra en cada visita a Mallorca. Cuesta discrepar de tan sabia decisión regia.

Todos ustedes, ­excepto tú, María„ han seguido sin aliento nuestro dosier por capítulos sobre el gigantesco hotel de Son Espanyolet. En el primer capítulo, "Un noruego no residente en mallorca compra ocho casas en tres calles de la barriada palmesana para sacarlas al mercado de alquiler vacacional". En la segunda entrega, "Tres de las viviendas se ofertan sin permiso en una plataforma digital, por un total de más de cuarenta plazas", alquilando incluso sobre planos. En la tercera parte, "Dos de las casas están en obras, sin los obligados carteles informativos", anomalía que Cort no podía resolver "porque tenemos mucho trabajo".

Hoy ofrecemos en exclusiva la aparición milagrosa de los cartelones, aunque sin datos sobre las fechas de concesión, inicio y finalización de las obras. ¿Qué dice Cort? "Este expediente presenta enmiendas por inconveniencias y no puede hacerse obra mientras no se resuelvan". Al informar a la casa consistorial de que los trabajos se desarrollan a buen ritmo, el Ayuntamiento insiste en que "tenemos mucho trabajo". Y así se va completando el hotel con más de un centenar de plazas de Son Espanyolet, al margen de moratorias y de prohibiciones del alquiler turístico.

¿Acatar la decisión de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Superior que permite una gran superficie de más de 70 mil metros cuadrados en Ses Fontanelles? Qué remedio. ¿Respeto a los jueces que avalan esa barbaridad? El mismo que ellos muestran hacia Mallorca, por mucho que escriban sentencias en catalán. O sea, cero. Rebajemos unos grados la tensión, con el encabezamiento de la carta en papel que acabo de recibir. "Buenas noches, bien sé que me va usted a leer, pues no hay quien se resista en estos tiempos al correo postal". Una excelente estrategia publicitaria, porque leí hasta la última línea.

Debieron ustedes ver Las leyes de la termodinámica, aunque solo fuera para contemplar a la mallorquina Vicky Luengo merendándose al Chino Darín y al resto del reparto. Recuerden dónde lo leyeron antes, cuando esta actriz alcance la gloria que le aguarda. Vean Custodia compartida, magistral exposición sobre la diferencia entre el maltrato real y las estrellitas de Hollywood.

Reflexión dominical mitómana: "Nunca he escuchado la frase 'voy al campo a ver a Iniesta?".

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