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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

Métodos mafiosos junto al Manzanares

Lo sucedido con Cristina Cifuentes, el chantaje de que al parecer ha sido objeto por parte de sus enemigos parece que internos apunta a métodos mafiosos, de ajuste de cuentas, muy propios de la desintegración del partido que nos gobierna. Lo más indignante de todo es que haya tenido que ser el vídeo de un robo cometido hace algún tiempo en una tienda por la presidente madrileña y que alguien debía de guardar en un cajón en espera del mejor momento de sacarlo a la luz lo que precipitase finalmente su caída.

No sabemos quién fue el que hizo la entrega de ese material a un periódico de la capital, aunque circulan por ahí todo tipo de sospechas, pero lo más grave del asunto es que para su dimisión haya habido que esperar a la aparición de ese vídeo. No pareció grave ni al partido, que hasta hace poco la apoyaba e incluso llegó a vitorearla en reciente un congreso, lo revelado antes por medios digitales sobre las falsificaciones y públicas mentiras en torno a un máster al parecer inexistente.

No lo pareció el daño causado por el claro abuso de las instituciones y de la propia universidad para la obtención de un título que uno no sabe bien qué podía aportar a la dirigente del PP. Salvo que se tratara de una simple cuestión de vanidad personal como la de otros de sus compañeros. Cristina Cifuentes debió haber cesado en el cargo en cuanto estalló el escándalo del falso máster en lugar de aburrirnos con mentiras tras mentiras y arrastrar más por el barro el ya de por sí devaluado prestigio de la Universidad Rey Juan Carlos.

Haber cesado o haber sido cesada de inmediato, pero en este país, la desvergüenza y el cinismo parece poder más que la ética en la vida política. Y los ciudadanos, no lo olvidemos, han premiado hasta ahora una y otra vez en las urnas ese cinismo y esa desvergüenza. Así, ¿hasta cuándo?

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