Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

El atasco perfecto

Un accidente sin víctimas de gravedad, en el desvío de la Vía de Cintura hacia la calle Aragón, colapsó Mallorca el pasado viernes. Apenas una vibración en el tráfico rodado, se transmitió simultánea e instantáneamente hacia Inca, Llucmajor y Andratx. Cuarenta años después de la película El gran atasco, basada en un cuento de Cortázar, la isla alcanzaba el cénit de su desarrollo. Ya no es descabellado imaginar una campaña de promoción turística al grito de "Veranee en las carreteras mallorquinas, el único lugar de la isla más saturado que sus playas".

En ocasiones he jugueteado con la idea del atasco perfecto, el punto en que no haya aliviadero posible porque los coches ocuparán íntegramente las carreteras mallorquinas sin posibilidad de efectuar ningún desplazamiento. No podía imaginar que estuviéramos tan cerca de culminarlo. Y de solucionarlo, porque los políticos de PP a Podemos han decidido que la salida del embotellamiento consiste en seguir construyendo, al mayor ritmo de los últimos tiempos. Con el mismo orgullo de los italianos a quienes Comencini encajonaba en la película premonitoria de la Mallorca contemporánea. Con la diferencia de que la parálisis ocurría entre Roma y Nápoles. ¿Cómo se las ha arreglado una isla tan pequeña para infligirse un daño al que solo podían aspirar las masas continentales?

El atasco perfecto solo difiere en una letra del atraco perfecto. En algún momento, escogimos las estrecheces y angustias del aislamiento a cambio de una paz en sintonía con el discreto tamaño. Sin embargo, los depredadores no han llevado a cabo ni un solo proyecto a la escala del territorio. Ahora reclamarán más carreteras, cuando lo que se necesita es más isla. La izquierda exigirá a los compradores de casas de millones de euros que se desplacen en bicicleta, pero sin interrumpir ni una sola destrucción. Y estamos en abril, a principios de temporada. La bella estampa de las carreteras plantadas de coches paralizados adquirirá una frecuencia diaria, en un lugar donde todo el que dice sostenible, miente.

Compartir el artículo

stats