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Antonio Papell

Cifuentes, la crisis del sistema

La corrupción es destructiva: cuando el corrupto es descubierto, no sólo pone de manifiesto el clima viciado en que se ha desenvuelto sino que trata de destruirlo todo a su alrededor. Y expande un halo de sospecha que todo lo contamina.

Cristina Cifuentes, que adquirió visibilidad cuando accedió a la delegación del Gobierno en Madrid y acabó llegando a la cima del gobierno autonómico, ha tenido que hacer limpieza de una comunidad estragada por una gran indignidad, que Esperanza Aguirre no supo o no quiso abortar cuando aún era tiempo. Es inconcebible que la expresidenta madrileña, una mujer con intensa vocación y con cierta visión de futuro, no se percatase a tiempo que estaba rodeada de malandrines. Y es muy probable que los conmilitones de Cifuentes que han sido sorprendidos en falta y debidamente procesados y encarcelados hayan hecho lo posible por vengarse de quien no quiso cubrirles las espaldas (dicho sea sin restar mérito a los investigadores periodísticos que han intervenido con sagacidad y tesón en el caso). Pero para empuñar la espada flamígera contra la corrupción, como ha hecho Cifuentes, hay que tener el techo de cristal porque las represalias serán inclementes. Y el extraño máster era/es un error de manual, que revela impericia y exceso de confianza.

La historia del máster, que tendrá todavía largo recorrido, es de desenlace incierto pero ya acumula ingredientes inhabilitantes. Cifuentes ha reconocido que se matriculó tres meses después del cierre del plazo; que aunque el master era presencial y de 600 horas, no acudió jamás a clase porque así lo pactó con sus profesores; y no fue a los exámenes con el resto de sus compañeros porque también había establecido con el profesorado un sistema de evaluación distinto; finalmente, se corrigió en los despachos un expediente erróneo, que indicaba que no se había presentado a dos asignaturas? después de aprobar un trabajo fin de máster que sólo podía presentar tras aprobar todas las materias? Puede que el relato sea efectivamente este, que no haya más que lo que ya se sabe? pero es patente que la simple descripción de este proceso deja a la Universidad Rey Juan Carlos a la altura del betún, y coloca en muy mal lugar a quien se avino a someterse a este simulacro docente. No reconforta conocer que nuestros políticos enriquecen su currículum de esa manera. Ni ayuda a mejorar las dudas que suscitan ciertos claustros académicos cuando se conocen sus métodos.

En cierto sentido, la historia del máster es una historia de corrupción 'blanda'. Es el relato de una cierta manera de comportarse en el ámbito público que no es tolerable, que indigna y aleja a la ciudadanía de la política y de las administraciones, que estimula el fraude a pequeña escala porque el contribuyente se siente sistemáticamente burlado por quienes deberían dar ejemplo de honradez y de escrupulosidad en sus conductas públicas y privadas. Como escribió el sabio Montesquieu, "No son sólo los crímenes los que destruyen la virtud, sino también las negligencias, las faltas, una cierta tibieza en el amor de la patria, los ejemplos peligrosos, las simientes de corrupción; aquello que no vulnera las leyes, pero las elude; lo que no las destruye, pero las debilita".

Quizá lo más inquietante de todo este episodio es que la preocupación de todos los actores que participan en el sainete tiene poco que ver con la ética. Lo que condiciona decisivamente el caso es el hecho de que habrá elecciones autonómicas en Madrid en mayo de 2019. Ciudadanos, tan beligerante contra los indicios de corrupción en otros casos, vacila en Madrid porque no cree que le convenga relevar ahora a Cifuentes, cuando la podría derrotar (a su entender) dentro de poco. Al PSOE, en cambio, sí le conviene que Cifuentes caiga para que Gabilondo ocupe su lugar? Y el PP no sabe muy bien qué le conviene, ya que la supervivencia de una Cifuentes desgastada quizá sea presagio de derrota irremisible en 2019. Este es el cálculo que se traen entre manos sus señorías. Que nadie piense que su preocupación es de índole moral.

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