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Sol y sombra

Falta de credibilidad

El PSOE acusa su desunión y la ausencia de mensajes convincentes

La pregunta qué quieres ser de mayor surge cuando uno es pequeño. El PSOE se la está haciendo a una edad provecta. Para ser más exactos lleva planteándosela en las últimas décadas, y el drama que le ha hecho retroceder en las encuestas como alternativa de gobierno tiene que ver con la falta de una respuesta que ayude a averiguar en qué dirección camina. No saberlo ha restado a los socialistas credibilidad e impedido romper la barrera del entendimiento con los ciudadanos tras el calamitoso liderazgo de Zapatero. No hace todavía demasiado se empezó a bromear con el verdadero significado de las siglas. Se decía que de ellas sólo permanecía en pie la "p" de partido y que el resto suscitaba no pocas dudas sobre la identidad tanto socialista, como obrera y española.

Todos estos atributos pertenecientes a la historia del PSOE se han ido diluyendo como un azucarillo en el café aguado de los tiempos. Hay quienes creen que la factura por el aggiornamento resulta muy cara. El último lifting de Sánchez, por ejemplo, amenaza a la propia unidad del partido. Antes, el PSOE podía jugar al despiste pero mantenía prietas sus filas dando ejemplo de fortaleza y solvencia. Ahora a las dos almas del socialismo parece resultarles bastante más complicada la convivencia debido no sólo al conflicto generacional, sino a la dificultad para encontrar una estrategia compartida. La oposición ayuda mucho menos que el poder a hallar soluciones a las urgencias. La desunión que ha cristalizado con la llamada Escuela de buen gobierno no es lo más importante, comparado con la incapacidad de transmitir un mensaje creíble al mayor número de españoles.

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