Diario de Mallorca

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Susu Moll

La mirada femenina

Susu Moll Sarasola

Ser, amar, callarse y escuchar

A veces, cuando pienso en la vida, me viene a la cabeza la imagen del funambulista caminando sin protección por la cuerda floja, y me pregunto por la capacidad de hallar el equilibrio perfecto entre dentro y fuera.

Ese equilibrio capaz de permitirte ser y que irremediablemente pasa por fusionarte con el entorno, estar bien con uno mismo, y con los demás.

Dominar el arte de estar en tu centro puede llevarte toda una vida, o varias. Desde luego yo estoy en ello. Y paso períodos mejores y peores.

Otros no lo consiguen porque ni siquiera se lo plantean.

Ojos que no ven corazón que no sufre.

A veces me gustaría ser más simple y pasarme el día recorriendo bosques.

En la ciudad damos tantas vueltas a cosas banales que fácilmente dejamos de creer en nosotros mismos y nuestras posibilidades como seres humanos, y lo peor de todo, terminamos menospreciando nuestra capacidad para ser felices.

Hay gente, en cambio, que está en su centro ya de salida. Afortunados ellos. Ojo, eso no significa que un momento dado no puedan salirse del eje. Aquí nadie es perfecto, y quien lo sea que dé un paso al frente.

Los que necesitamos una o más reencarnaciones para Ser, tras algunos golpes, empezamos a entender de qué va la película. Y lo de los golpes me temo que es fundamental. Uno crece con más fuerza desde el dolor. Lo que nos duele nos hace crecer.

Podemos decir que la vida es caminar hacia uno mismo para poder llegar más a los demás. Y que todo podría resumirse en: conocerse a uno mismo, amar, y con un poco de suerte morirse lo más en paz posible.

Y qué es amar sino tener ganas de escuchar a la persona amada. Escucharla a todas horas. O simplemente estar en silencio a su lado.

Para poder amar hay que tener espacio, no estar demasiado lleno de uno mismo, cierta capacidad de escucha y ausencia de maldad.

Un cerebro tóxico puede hacer muchas otras cosas pero nunca podrá amar. Un egocéntrico, en cambio, sólo se escucha a sí mismo y es incapaz porque está indigesto, demasiado lleno de sí.

Ya lo dijo Martin Heidegger en el Ser y el Tiempo, obra en la que el filósofo alemán subraya la importancia del Ser frente al Tener y considera el Amor y el Arte como las dos únicas maneras del Ser.

Amar es una forma de auto realización en sí misma y no sólo una manera de estar acompañado en el mundo.

¿Por qué se casa la gente?

Muchos porque tienen pavor a estar solos.

El miedo a la soledad forma parte de la angustia vital inherente al hombre. Y para ser en mayúsculas, esta separatidad debe ser superada.

¿Quién soy yo? y, ¿qué puedo ofrecer?

Es importante poder responder estas dos preguntas para saber si estamos en disposición de amar.

Muchas personas se quejan y creen que no pueden ser ellas mismas por falta de dinero, que eso es sólo cosa de los ricos.

Es cierto que el dinero te libera de ciertas preocupaciones y te otorga cierto margen de maniobra. Pero también hay mucha gente rica completamente amargada.

El dinero es un bien material necesario pero no es el camino hacia el Ser ni hacia la felicidad.

Algunos hombres caen en el error de pensar que para ser amados deben ser ricos pero se equivocan.

Amar y ser amado, como todo lo bueno en esta vida, es completamente gratis. Y si no, es que estamos hablando de otra cosa.

Los mejores músicos no son aquellos virtuosos que dominan su instrumento haciendo virguerías. Los mejores músicos son aquellos que saben jugar con el silencio; callarse y escuchar para luego emitir la melodía imprescindible.

Ese mismo principio lo podemos aplicar a cualquier otra profesión, y, por supuesto, también al arte de amar.

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