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Irresponsables

El titular que genera el escándalo dice así: "Serra no asume ninguna responsabilidad en la quiebra de Caixa Cataluña". En síntesis, la pieza periodística dice que Narcís Serra, el antiguo todopoderoso vicepresidente del Gobierno socialista, ministro de Defensa y personaje de gran influencia en Cataluña, asegura que él no tenía el poder ejecutivo y que no le dejaron hacer cambios ni variar la política de la institución, lo que provocó inexorablemente la quiebra de la compañía, con un coste para el contribuyente de 12.756 millones de euros.

Es posible que cuanto dice sea verdad (hagámoslo al menos como ejercicio intelectual), y si así fuera, probablemente podría eludir en todo o en parte las responsabilidades penales y civiles que se desprenden de aquel desastre, aderezado con una impúdica subida de sueldos en plena crisis.

Pero las responsabilidades políticas y morales quedarían en todo caso intactas: lo que debió hacer el presidente de una institución financiera que veía -según ha explicado- cómo se aproximaba el desastre sin que él pudiera evitarlo era dimitir clamorosamente para evitar la ruina -dejando de cobrar el salario, obviamente- y no encogerse de hombros, seguir en nómina y lamentar después el escaso eco que encontraron sus lamentaciones ante el regulador.

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