El goya a Woody&Woody ha logrado un consenso inhabitual en Mallorca, que desprecia por un mecanismo de autodefensa a quienes triunfan fuera de la isla. La simpatía natural del director Jaume Carrió ha jugado un papel nada desdeñable en la aceptación de este corto de animación, pero el autor de una película es su guionista. Laura Gost me enseñó el texto cuando lo escribió como una pieza teatral de barra. Ante compromisos semejantes, siempre me inclino por mentir, al fin y al cabo nos movemos en el terreno de la ficción. Sin embargo, y aunque no lo parezca, puedo ser cruel en ocasiones. De modo que le despedacé a la autora este diálogo entre el Allen cuarentón y el actual, premiado ahora nada menos que en la meca del cine español. Suerte que hizo oídos sordos.
No pienso pedirle perdón a Laura, mi prepotencia insufló aire a sus velas. De mi papel estelar en el triunfo de Woody&Woody pueden extraerse dos conclusiones capitales. La primera es que no me hagan demasiado caso, una advertencia superflua para cualquiera que haya leído una sola de mis líneas. La segunda en cambio me favorece. Ahórrenme el mal trago de traer originales no solicitados, para que los destripe. Como ven, no distinguiría a un Shakespeare prometedor ni aunque me pusieran delante a Macbeth. Decenas de mallorquines que se sometieron voluntariamente a mi escrutinio se sentirán hoy reivindicados.
No conozco a nadie que me aventaje en el vicio pornográfico de la lectura de obras de teatro al margen del escenario. Además, considero al éxito público como el único objetivo de las vías dramáticas. Y el que sostenga lo contrario, miente. Por tanto, Woody&Woody tiene razón, sin que sirvan de atenuante mis ánimos a la guionista en vísperas del goya. Moraleja, si crees en tu trabajo, ni se te ocurra ponerlo en manos de quienes para empezar no han tenido narices de escribirlo. Y tampoco intentes el truco de "te traigo este original para que lo maldigas, porque así estoy seguro de que conseguirá la bendición de la audiencia". Puedo ser muy hipócrita, en ocasiones.
