Diario de Mallorca

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Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

Cuentos nonatos

Me despertó de madrugada un aullido que en principio tomé por la alarma de la vivienda, que a veces salta sin necesidad de que entre un caco. Pero era otra cosa. Dejándome guiar por oído llegué al salón, donde descubrí que procedía de la tele. Aunque estaba apagada, emitía un pitido lastimero, como de animal atrapado en un cepo en la profundidad del bosque. La desenchufé, conté hasta diez, volví a enchufarla y cesó el ruido. Como ya estaba desvelado, la encendí y apareció una escena de una película en blanco y negro en la que un hombre, apoyado en el quicio de la puerta de la cocina, decía a una mujer (su esposa presumiblemente) que quería escribir. Ella dejaba momentáneamente lo que estaba haciendo y le respondía:

-Como si me hubieras dicho que quieres ser astronauta. Jamás has hablado de escribir, ni siquiera de leer.

La mujer se secaba las manos en un paño de cocina.

-¿Por qué no preparas un café? -proponía al hombre.

El tipo abandonaba el quicio de la puerta, se acercaba a un armario del que sacaba una cafetera y se ponía a ello.

Luego había un corte, como si hubieran pasado varios días, y veíamos a la mujer en el interior de una papelería, eligiendo un cuaderno para obsequiar a su marido. Se trataba de un cuaderno especial, muy caro, con las tapas de cuero, que se llevaba a casa envuelto en papel de regalo. Pero ese mismo día, antes de que pudiera entregárselo, el hombre fallecía en un accidente de automóvil. Ahí cortaron la película para poner un bloque de publicidad y regresé a la cama. Me dormí pensando en el cuaderno.

Al día siguiente me acerqué a una librería del centro para echar un ojo a las novedades y tropecé con un cuaderno idéntico al de la película. Lo manoseé un poco, como el que acaricia a un animal, me enamoró la textura de sus páginas y decidí regalármelo. Desde entonces lo he abierto un par de veces sin atreverme a comenzarlo. Me ocurre con todos los cuadernos que compro. Al final acaban en un cajón, como una colección de obras completas inversas. Ahí está todo lo que no he sido capaz de escribir, lo mejor de mi obra. Novelas que no verán la luz, cuentos nonatos, poemas invisibles.

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