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Las siete esquinas

Magos y nigromantes

No ha habido nunca en toda la historia de Cataluña una banda de magos y nigromantes como la que ha organizado y dirigido el ´procés´

En una de sus crónicas parlamentarias, escritas entre 1929 y 1932 -justo en el tránsito de la monarquía a la II República-, Josep Pla escribió una frase que hoy en día parece más de actualidad incluso que hace noventa años: "El més urgent és que aquest pobre país no caigui altra vegada a les mans dels màgics i nigromàntics de la política". Pla se refería a Cataluña, pero la frase podría aplicarse también a España, o al "estado español, como dicen quienes parecen temer que la lengua se les llene de pústulas purulentas -quizá bubónicas- por el simple hecho de pronunciar la palabra España.

Pues bien, me he encontrado esta frase entre una selección de citas de la obra periodística de Josep Pla, en su época de cronista parlamentario y de vago aspirante a participar en política de la mano de Francesc Cambó. La selección -muy buena- era de Quim Torra y se ha publicado en vilaweb. Yo no sabía quién era Quim Torra, y como me había sorprendido la calidad de su selección y el conocimiento que demostraba de la obra de Pla, quise informarme para seguirle la pista. Fui a consultar a nuestra vidente de guardia, la sabia señorita Wikipedia (o Viquipèdia, en este caso), y para mi sorpresa, descubrí que Quim Torra era un jurista y editor que había tenido cargos importantes en la Cataluña del procés. Presidente de Òmnium Cultural, por ejemplo, durante el año 2015. Dirigente de organismos importantes relacionados con la cultura. Y ahora mismo forma parte de la candidatura de Junts per Catalunya -la de Puigdemont- para las elecciones catalanas del jueves próximo.

Es decir, este hombre que prepara con inteligencia y buen gusto una muy cuidada selección de las citas políticas de Josep Pla es un hombre muy próximo a Puigdemont que ha apoyado -imagino- todos los pasos que ha dado el Govern catalán en estos últimos años. Y eso significa que el hombre que elige la cita de Pla sobre la importancia de evitar la presencia de los magos y nigromantes en la política es un personaje que ha vivido rodeado de magos y nigromantes. O peor aún, que ha sido él mismo uno más de esos magos y nigromantes que han gobernado un país y han estado a punto de arrojarlo al abismo. Esos magos y nigromantes que han institucionalizado las mentiras y han engañado a sus electores. Esos magos y nigromantes que han prometido lo que ellos mismos, en privado, sabían que era irrealizable. Los mismos magos y nigromantes que han asegurado todas las veces que ha hecho falta que el procés tenía apoyo internacional. Los mismos magos y nigromantes que han jurado y perjurado que la Unión Europea no tardaría ni un minuto en reconocer a la nueva República Catalana. Los mismos magos y nigromantes que han asegurado que no habría fuga de empresas ni inestabilidad económica de ninguna clase, sino una prosperidad ilimitada y un nivel de vida comparable al de Dinamarca (¿o era Islandia? ¿O era la Syldavia de Tintín?).

¿No recuerdan a aquel mago y nigromante de Lluís Llach, que prometió exiliarse en el Senegal si no se realizaba el referéndum independentista? Llach decía que prefería vivir libre en Senegal antes que sufrir un día más la humillante opresión que tenía que soportar en la Cataluña española. No ha habido referéndum y ahora Cataluña ni siquiera tiene una autonomía normal como la que tienen Melilla o Extremadura, pero el nigromante de Llach sigue tan pancho en su casa, mira por dónde, con lo feliz que podría ser en Senegal. Ahora bien, si alguien se lo dice, si alguien se lo recuerda, él y los demás magos sacarán enseguida la palabra mágica que guardan en su ejemplar mohoso del Necronomicón -"¡Calla, fatxa!"- y se acabó lo que se daba. Fin de la historia.

Si lo pensamos bien, no ha habido nunca en toda la historia de Cataluña una banda de magos y nigromantes como la que ha organizado y dirigido el procés. Pero dos millones de personas están dispuestas a tragarse todos sus hechizos y todos sus abracadabras, aun sabiendo que no son nada más que eso, ensalmos y abracadabras que no tienen absolutamente nada que ver con la realidad. Y entre esas personas las hay -y muchas- que son inteligentes y sensatas, que tienen buen gusto, que leen buenos libros y que aprecian la buena música, y que en todos los órdenes de la vida han demostrado saber desenvolverse con sensatez y mesura. Pero el jueves que viene, cuando tengan que ir a votar, todos ellos elegirán cuidadosamente su papeleta y la depositarán en la urna. Con la esperanza, por supuesto, de que su país caiga una vez más en manos de esos magos y nigromantes que tanto despreciaba Josep Pla.

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