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FIGURACIONES MÍAS

Vótenme

Visto el Black Friday de los vascos y los privilegios de navarros y canarios, aprovecho este espacio que gentilmente pone a mi disposición Diario de Mallorca para anunciar a mis lectores (¿hay alguien ahí?) mi decisión de concurrir como candidata independiente a las próximas elecciones generales.

Harta de brindar con sidra El Gaitero, mientras las comunidades antes citadas lo hacen con Veuve Clicquot, y dado que nuestros representantes de PP y PSIB exigen mejoras en la financiación con la boca pequeña, tiro por la calle de en medio y me presento yo, dispuesta a defender nuestros intereses. ¿Programa electoral? Se lo leerán en dos patadas. Punto 1 y único: dinero, dinero y más dinero para Balears.

Imaginemos por un momento que ustedes me votan masivamente y consigo el escaño. Pues bien, yo me presentaría en Madrid como un cuadro de Manet en una subasta de Sotheby´s, dispuesta a venderme al mejor postor y a sacar mejor tajada que el PNV en el reparto de la pasta.

A buen seguro, los periodistas madrileños, extrañados por el nombre de mi partido -ATED, Au Treu Els Doblers- se arremolinarían a mi alrededor en los pasillos del Congreso para preguntarme: ¿Cuáles son sus propuestas en materia de empleo? No tengo, diría yo ¿Y en política exterior? Ni idea, de verdad ¿Y en sanidad? No he pensado en ello ¿Entonces?, preguntarían ellos sin dar crédito a sus oídos ¿Cómo que "entonces"? -fingiría indignarme yo-. Pues voy a hacer exactamente lo mismo que los partidos nacionalistas, pero sin disfrazarlo: intentar arrancar el máximo de dinero posible al Gobierno a cambio de mi apoyo, que presumo será imprescindible para sacar adelante los presupuestos generales y otras iniciativas que dejo a su elección.

PP o PSOE, veteranos ya en el tema del cortejo, comenzarán a hacerme la rosca aun antes de haber ocupado mi escaño, ahí en el gallinero del Congreso. Yo permitiré el acercamiento y, sin rodeos, les espetaré: ¿Ah, que queréis mi voto? No hay problema, compañeros, con un noventa por ciento de la subvención en los billetes de avión para mis compatriotas eso está hecho. ¿Ah, que necesitáis mi apoyo? Pues no faltaría más, a cambio quiero doscientas guarderías gratuitas y una inversión en educación mayor que las de Navarra y País Vasco juntas ¿Ah, que os urge mi escañito? Pues empezad a otorgarme los privilegios fiscales de que gozan los canarios, que nosotros también somos isleños, nos dedicamos al turismo y, para el caso, Tenerife solo está a una hora más de avión que Mallorca desde la capital del reino.

Tengan en cuenta, potenciales votantes, que el País Vasco es -junto con Madrid- la comunidad en la que más ha crecido la riqueza en los últimos ocho años. Así que difícilmente se entiende que, si atendemos al muy respetable principio de solidaridad entre territorios, el Gobierno les premie con 250 millones de euros más que el año pasado, mientras a nosotros nos quita el aire que respiramos.

Acostumbrados a que nuestro peso político en Madrid sea nulo, la presencia de una diputada independiente tendría la relevancia del mítico diputado tinerfeño Mardones, que era como el rey Melchor. Gracias a él, Coalición Canaria consiguió en dos décadas regalos y presentes con los que Balears no puede permitirse ni soñar. Para ellos, consolas y táblets; para nosotros un tablero del juego de la oca y las gracias. Y no será que los políticos no nos hayan prometido, a los ingenuos baleares, el oro y el moro en cada campaña electoral. La que suscribe escuchó con estos oídos que se ha de comer la tierra cómo Zapatero, en un multitudinario mitin en el Palma Arena, juró acabar de una vez por todas con el agravio flagrante que sufren las Islas año tras año en el reparto del dinero. Yo me lo tragué, igual que me tragué aquella promesa de José Hila que, en la campaña electoral de 2015, dijo: "Haremos de Palma una de las ciudades más limpias de España". Pero esa es otra historia.

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