En desacuerdo con la campaña para eliminar "sexo débil" del diccionario de la RAE: lo procedente es cambiar el significado, y si ahora dice "conjunto de las mujeres" podría decir "el de los hombres"; pero no "conjunto de los hombres", entiéndase, sino el sexo de los hombres, su parte orgánica al respecto. Tampoco es que esa parte sea siempre débil, no exageremos, pero su carácter caprichoso, imprevisible, inestable, y la esporádica afición a dejar tirado al amo en el peor momento, lo debilitan sin duda. De otro lado (de este sobre todo), sus debilidades son indisimulables, visibles, tangibles, lo que impide el recurso a fingir buena forma en episodios de flojera. Encima está la cultura, terne en identificar potencia con virilidad, con lo cual el fallido de la parte arrastra al del todo. Y, hablando de fallidos, ¡cuántos no se deberán a la presión psicológica de portar un sexo fuerte!