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Antonio Papell

Puigdemont, con paso firme hacia el precipicio

La idea de "exiliarse" de Puigdemont, después de la cobardía moral de no haberse atrevido a convocar elecciones, así como la pretensión de seguir considerándose el 'presidente legítimo' de la Generalitat complican extraordinariamente el desenlace del conflicto porque enmarañan el tratamiento judicial/penal del problema. En efecto, todo indica que, tras la aplicación del artículo 155, que al parecer ha aclarado las ideas e iluminado las mentes a casi todos, empieza a ser manifiesto que la Justicia aplicará terapias moderadas, acordes con la gravedad de lo sucedido, que por fortuna ha transcurrido sin violencia. En otras palabras, parece claro que, tras el compromiso de cumplir las leyes (lo que no significa compartirlas), irán quedando en libertad condicional todos los actores de la declaración de independencia? salvo, claro está, los que han eludido absurdamente la acción de la justicia, que, si no son entregados por Bélgica, habrán de quedarse fuera o de arriesgarse a pasar una temporada no tan corta en prisión a su regreso.

Pero el despropósito de Puigdemont va mucho más allá, puesto que versa sobre la sinrazón de su propio partido, que es hoy un residuo de lo que fue y que podría terminar en franca y definitiva descomposición. Tras el fiasco de la proclamación de la República que nunca existió, lo lógico es que, como primera providencia, el nacionalismo realizara una reflexión introspectiva después de la amorfa coalición que fue Junts pel Sí, desnaturalizada en sí misma y por su alianza forzosa nada menos que con la CUP. En Cataluña, siempre el catalanismo -un forma moderada y blanda de nacionalismo„ ha sido hegemónico en el plano autonómico, y en todo caso mucho más numeroso y pujante que el independentismo; y, sin embargo, no sólo CiU tuvo que cambiar de nombre para correr un tupido velo sobre la memoria del fundador, sino que el PDeCAT aparece seriamente disminuido en las encuestas, probablemente por efecto de la crisis interna del partido pero también por la pésima gestión de sus dirigentes.

Pues bien: el ínclito Puigdemont ha intentado primero reeditar la coalición electoral Junts pel Sí para disimular su propia débacle, como ya ocurrió en 2015, pero lógicamente ERC no se ha prestado a la maniobra. Y en lugar de detenerse a reconstruir el partido, a reagrupar la militancia perdida, a regenerar un nuevo catalanismo moderado y centrista, que probablemente siga siendo el mayor grupo sociopolítico de Cataluña, ha montado una absurda 'lista de país' que incluye a personalidades llamativas pero que ni reconstruye el espacio ni, con toda probabilidad, será aprehendida por el electorado como una opción seria de futuro. Ya está bien de teatro, pensará más de un potencial votante de la formación sucesora de CDC.

Màrius Carol, que suele atinar en su pincelada diaria en el primer periódico de Cataluña, explicaba recientemente que algunas personalidades de CDC han visitado a los dirigentes del PNV para interiorizar cómo vivieron sus correligionarios el fracaso del 'plan Ibarretxe. "Deben haber perdido los apuntes", bromea el director de La Vanguardia en relación a los antiguos pujolistas, porque "han sido incapaces de dar un golpe de timón". Y añade: "el partido prácticamente se ha borrado de estas elecciones, ante la voluntad de Carles Puigdemont de hacer una lista de país, que ERC no ha deseado en ningún momento. La llamada llista del president, que ha confeccionado Puigdemont, con mayoría de personalidades independientes, puede ser atractiva electoralmente, pero no contribuye a que los exconvergentes rehagan su espacio político. Marta Pascal y David Bonvehí reman a contracorriente intentando remontar un río lleno de obstáculos"?

Efectivamente, el nacionalismo moderado, el que Pujol creó primero y fue radicalizando después en una calculada operación de seducción y manipulación, está hoy desmantelado y en manos de iluminados sin criterio que zigzaguean entre el heroísmo peliculero y la estupidez. El electorado catalán, que como siempre tiene en sus manos el futuro, deberá meditar mucho en quién deposita vez su confianza, después de que tantos la hayan malbaratado en el pasado reciente.

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