El exministro Rodolfo Martín Villa ha declarado estos días atinadamente que "la historia se repite, porque en el año 1934 la Generalitat, presidida por Lluís Companys, utilizó calificativos para la represión de su levantamiento contra la república muy parecidos a los que se utilizan ahora desde dirigentes de la Generalitat". Ha argumentado que cuando Companys se alzó contra la República calificó la reacción de "monarquizante represión", pero entonces los españoles "llevaban tres años de república y ahora llevamos cuarenta años de libertad", aunque la contestación "es la misma y se habla de represión franquista". Para Martín Villa, entonces había "un momento de debilidad para el Estado y ahora ocurre lo mismo", por los problemas económicos de los últimos años, pero "la diferencia es que ahora se está respondiendo a un golpe de estado civil de forma civil, cuando entonces solo se supo hacer con la actuación del Capitán General militar de Catalunya".
Dijo nuestro Santayana que los pueblos que no conozcan su historia se verán condenados a volver a vivirla. Felizmente, parece que nosotros hemos aprendido del pasado y hemos establecido un régimen capaz de dotarse de herramientas constitucionales muy sólidas y de mantener la cohesión por procedimientos legales e incruentos. Esta es la realidad que deberíamos restregar ante los ojos de ese sujeto atrabiliario, Puigdemont, cuando dice que el recurso al art. 155 C.E. es un golpe de Estado. Porque, de hecho, el mérito de este país está siendo responder con templanza a un verdadero intento de golpe de Estado con las armas de la ley, de los tribunales y de unas nuevas y verdaderas elecciones.
