Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

¿Estamos ante una nueva guerra fría?

A espaldas de los europeos, aunque con la probable anuencia de algunos de sus gobiernos más rusófobos, parece esbozarse una nueva guerra fría, de la que seríamos las primeras víctimas.

"La experiencia del desarme no ha llegado a funcionar realmente", afirma Matthew Kroenig, profesor de política de seguridad de la Universidad Georgetown, de Washington.

Kroenig, al que el semanario alemán Die Zeit califica como "uno de los halcones de la nueva generación", colaboró con la CIA antes de trabajar en un posible escenario para un ataque a las instalaciones nucleares iraníes.

Y hoy habla de la necesidad de adaptar el poder nuclear de la Alianza Atlántica a las nuevas realidades globales, caracterizada por potenciales enemigos como China, Corea del Norte y Rusia.

En el caso de Rusia, Kroenig considera, según Die Zeit, que la OTAN debe estar en condiciones de llevar a cabo "una guerra nuclear limitada".

Esto, que puede ponerle los pelos de punta a cualquier europeo que se tome la molestia de pensar por su cuenta, lo justifica aquél por la estrategia equivalente que atribuye al Kremlin.

Según Kroenig, el arsenal nuclear del que dispone actualmente la OTAN no dejaría más opción que la escalada ya que las únicas armas atómicas estacionadas en suelo europeo son los B61, que apenas podrían atacar al corazón de Rusia.

Al quedar en entredicho el equilibrio del terror, la famosa estrategia de la Guerra Fría que se basa en la destrucción mutua asegurada como factor disuasivo, Kroenig propone dotar a la mayor urgencia los actuales misiles misiles crucero de cabezas nucleares.

Y en el caso de que Alemania no permitiera su almacenamiento en las bases germanas, el Pentágono podría pedir ese favor a los polacos o a las repúblicas bálticas, que difícilmente se negarían.

De ahí la importancia de haberse precipitado la OTAN en admitir a esos países del antiguo Pacto de Varsovia bajo su manto militar protector.

De convertirse en realidad los planes en los que trabaja Kroenig, Rusia tendría la amenaza nuclear casi pegada a su territorio, algo a lo que seguramente sus estrategas militares reaccionarían con la respuesta que considerasen más apropiada.

Lo más peligroso de esta especie de reedición de la Guerra Fría, que la OTAN justifica sobre todo por la ocupación rusa de Crimea, es el hecho de que el actual presidente de EEUU sea un individuo tan soberbio e impredecible como Donald Trump.

El pasado julio, señala el citado semanario alemán, circularon algunos rumores en el sentido de que Trump les había dicho a sus militares que EEUU necesitaba diez veces más bombas atómicas que las alrededor de 4.000 con las que cuenta ahora.

La pregunta que hay que hacerse es si los gobiernos del Viejo Continente- entre ellos, el nuestro- no tienen nada que decir sobre los peligros de una nueva Guerra Fría principalmente a costa de los europeos, que somos quienes estamos en primera línea.

¿No sería tarea de todos ellos advertir a rusos y norteamericanos del riesgo de no prolongación de los acuerdos de limitación de armas nucleares entre los dos países? Una nueva escalada tendría consecuencias imprevisibles para el planeta.

Compartir el artículo

stats