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Entebancs

¿Y ahora qué?

Los sectores más radicales, independentistas y constitucionalistas, han ganado la batalla: por una parte una virtual Declaración Unilateral de Independencia (DUI), y por otra la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Hemos perdido los que defendíamos ni DUI ni 155, una convocatoria pactada de elecciones autonómicas convocadas por el entonces president Carles Puigdemont y a su vez el presidente Rajoy congelaba (o matizaba) la aplicación del 155. Hasta hace escasos días parecía posible tal salida. A primera hora del pasado jueves el president tenía intención de convocar elecciones autonómicas, para después sumergirse en un auténtico vodevil donde dijo digo después dijo Diego; mientras el otro presidente que parecía sensible a una posible reconsideración del 155, optó por una reafirmación del 155.

Para comprender los "hechos" y sus posibles salidas, es preciso identificar sus causas. Sin acudir a la historia (y menos a la prehistoria) el inicio de la ruptura puede ubicarse en el año 2010, cuando por iniciativa del PP el Tribunal Constitucional (¡cuatro años después!) mutila en aspectos relevantes el estatut que cuatro años antes, 2006, aprobó el Parlament y el Parlamento y refrendó la ciudadanía catalana. Tal sinsentido provocó una reacción no sólo de los soberanistas sino también de otras formaciones propias del catalanismo político (no independendistas), así como amplios y plurales sectores sociales (no sólo independistas). Desde 2011 la participación y su carga reivindicativa en el 11-S, fue aumentando. Mientras los populares se instalaban en el pasotismo al considerar que el souflé era meramente coyuntural, y Mariano Rajoy se convirtió en el principal "creador" de independentistas. Rajoy nunca, y me temo que ni tan siquiera ahora, comprendió que el denominado "asunto catalán" es de naturaleza política, y que no puede abordarse sólo desde la perspectiva judicial, o con errores de manual tales como la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado el pasado 1 de octubre.

A su vez Convergència Democràtica, liderada por Artur Mas, sin ser explícitamente soberanistas, se sube (y pretende liderar) el tsunami independentista. ERC juega sus bazas sin excesivo protagonismo. La CUP, las antípodas del recién creado PDeCAT, le obliga sustituir a Artur Mas por Carles Puigdemont de ADN y pedigrí independentista. Y se llega a la formación de una mayoría parlamentaria (no ciudadana) de índole soberanista muy diversa que decide dar un salto mortal sin red creando (?) una nueva legalidad (va de retro Constitución y estatut) iniciando el "procés cap la independencia". Su relato fue eficaz conquistando los sentimientos y emociones de parte de la ciudadanía, poniendo en valor organizaciones cívicas con capacidad de movilización (ANC, Òmnium). Sin duda la responsabilidad política es de ambas partes, pero le corresponde mayor carga al PP de Rajoy aunque sea por omisión. De aquellos polvos, estos lodos.

Pero, y ahora ¿qué? El choque frontal de trenes conlleva, hoy por hoy, graves consecuencias. Primera, una profunda crisis política (no sólo en Catalunya) que implica (al menos de momento) un frenazo a la iniciativa socialista de abordar desde el Parlamento español una profunda reforma de la Constitución que incluyera un replanteamiento del Estado de las autonomías, que no suponga una recentralización encubierta sino un reforzamiento de los niveles de autogobierno, donde Catalunya (y las demás comunidades autónomas) encontrasen acomodo. Segunda, una ruptura de la cohesión social catalana consecuencia de una fractura transversal en el interior de la sociedad catalana, que supera la alternativa "si o no" a la independencia (no todos los manifestantes son independentistas). Y dejo sin profundizar la innegable crisis en la estructura financiera, económica y empresarial, que afecta a la realidad catalana ¿Cómo abordar tales realidades?

Rajoy nos sorprende con una convocatoria electoral exprés el próximo 21 de diciembre. ¿Cómo se van a reorganizar las fuerzas independentistas? Los sectores más "posibilistas" del PDeCAT (exConvergència) ¿ recuperarán influencia? ERC, de momento, en todas las encuestas sale victoriosa. Los activistas de la CUP ¿participarán en tales elecciones? Los Comuns, los entornos políticos de Ada Colau, ¿van a participar con candidatura propia o en coalición, y con qué programa? Suma y sigue. Después de los festejos de celebración de la declaración virtual de independencia, hoy es primer día laborable y de aplicación real del 155 ¿Cuál será la reacción ciudadana? ¿Se mantendrán y/o aumentarán los niveles de "protesta"? En caso de producirse ¿cómo se piensa actuar? ¿Cuándo y cómo se aplicará el 155 en las Administraciones intervenidas? Cuidado, porque si no se actúa con inteligencia y prudencia, puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Y para finalizar, la negación del DUI y la aplicación del 155 y la celebración de elecciones autonómicas ¿van a suponer una refundación de las instituciones autonómicas catalanas que no suponga un recorte en sus cuotas de autogobierno? ¿Será posible recomponer puentes que posibiliten un diálogo abierto y sin condiciones previas? Con los actuales protagonistas, de uno y otro bando, difícil lo veo. De momento, muchos interrogantes sin respuesta.

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