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Referendos

El conflicto catalán tiene para nosotros tal potencia mediática que han pasado casi inadvertidos los referéndums que sea han celebrado en Véneto y Lombardía, en Italia. Son dos de las tres regiones más desarrolladas y ricas del país vecino, y en ambos casos las consultas, perfectamente legales, han servido para reclamar más autonomía y una mayor participación en la recaudación fiscal para reducir los déficits crónicos que padecen ambas regiones, y que, según sus propios dirigentes, ascenderían a 54.000 millones de euros en Lombardía y a 18.000 millones en el Véneto. Las autoridades centrales de Roma consideran descabelladas estas cifras.

En Lombardía, donde no se requería una participación mínima para que la consulta tuviera validez, votaron el 38,26% de los ciudadanos censados, con un 95,29% de votos a favor. En el Véneto, donde era preciso alcanzar el 50% del censo, votaron el 57,2%, con el 98,1% de votos positivos. Los referéndums no son vinculantes, por lo que ahora empieza una ardua negociación, un proceso que en democracia se llama política. Nadie ha amenazado con saltarse la legalidad, ni con declarar la independencia. Y eso que Italia sí es un país "moderno", cuyo origen en su forma actual puede fecharse en 1861, cuando Víctor Manuel II fue coronado "rey de Italia".

Las ambiciones territoriales, muy legítimas en los países complejos (todos los son en el fondo), no tienen por qué ser incontrolables ni violentas. Cataluña es la excepción, no la regla europea.

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