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Artículos de broma

Sístole y diástole

El pulso del siglo XXI tiene el sístole del nacionalismo y el diástole de Elon Musk. El sístole es la contracción y el diástole, la expansión del corazón. El mundo se está volviendo nacionalista y de derechas y eso sirve igual para Austria, para Estados Unidos y para todos los opulentos pueblos oprimidos que piden libertad en Youtube. El nacionalismo ya lo entendemos todos, aunque no lo compartamos. Lo de Musk es más nuevo: entre sus muchos planes para ser el Edison del siglo XXI está colonizar Marte. Si le va bien, los chavales del futuro estudiarán que Musk musquizó Marte como nosotros aprendimos que Colón descubrió América.

Uno es abierto al mundo pero menos al sistema solar y eso, desde los planes de Musk, le deja atrás. No me habría importado haber vivido en muchas partes pero todas están aquí. Si eres internacionalista, o incluso turista, la Tierra da para mucho. Por los planes de Musk suponemos que hay personas vivas dispuestas a cambiar de planeta como los personajes de las películas de ciencia-ficción estadounidenses de los años cincuenta del siglo pasado. No viajeros, tampoco astronautas: colonos, personas sin billete de vuelta, capaces de cambiar el paisaje terrestre por el arenal rojo de Marte. Musk extiende el cosmopolitismo al espacio y convierte en paletos terrestres a los que preferimos morir en este planeta que abandonarlo en un convoy estelar. No es difícil imaginar que en el futuro, los colonos de Marte, o muscozadores, querrán independizarse de la Tierra y de la corporación de Musk. Es imposible que no se territorialice Marte como se territorializó la Tierra. Más raro es ver hasta qué punto es marciano el nacionalismo independentista que se está dando en este planeta este siglo.

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