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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Catalunya: Diálogo de besugos

Hace aproximadamente una semana firmé mi colaboración con un título relativamente optimista: "Ni DUI , NI 155". Por aquel entonces creía posible que ambas partes tuvieran voluntad y capacidad de llegar a un acuerdo, sin vencedores ni vencidos, que posibilitara la superación de la grave crisis política (no sólo en Catalunya) y la insoportable fractura social (principalmente en Catalunya). Hoy me veo obligado a refugiarme en el "pesimismo de la razón" (dejando en standby el "optimismo de la voluntad"); y el título es "Diálogo de besugos" que, según el diccionario, nada tiene que ver con el pescado, sino con una conversación de sordos ya sea por el nivel intelectual de las personas involucradas o porque el tema sobre el que se habla no da más de sí. Ambos frentes (¡epíteto casi bélico!), el independentista, liderado por el president Puigdemont, y el constitucionalista, liderado por el presidente Rajoy, siguen enquistados en sus trece. Y cada quisque está dominado por sus sectores más radicales.

El desencuentro tomó forma en el año 2010 cuando el TC (¡cuatro años después!) suspende artículos básicos del Estatut aprobado por los parlamentos catalán y español, y refrendado por la ciudadanía de Catalunya. Desde entonces cada uno recorre su propio camino y construye su propio relato. El PP con Rajoy al frente, consideró que las muestras masivas en las manifestaciones anuales del 11-S eran meros suflés que el tiempo pondría en su lugar, sin advertir que sus actitudes provocaron (y siguen provocando) la adhesión de ciudadanos/ no soberanistas (en principio) a las concentraciones e incluso a organizaciones cívicas de talante independentista, así como fortaleciendo a los radicales del otro frente (sigo con el lenguaje bélico). Rajoy nunca, ni tan siquiera ahora, comprendió que el denominado "asunto catalán" es de naturaleza política, y que no puede abordarse sólo desde la perspectiva judicial, sin olvidar errores de manual tales como la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado el pasado 1 de Octubre.

En el ámbito soberanista toma carta de ciudadanía la radicalidad independentista (la Cup y determinados sectores de PDeCAT y ERC).El President y su mayoría parlamentaria (no ciudadana) decide desubicarse del contexto político constitucional y estatutario y adherirse a una pretendida "legitimidad" del denominado Procés cap a la Independència (sesión del Parlament 6-8 septiembre). El 1º de octubre se celebró el referéndum, cuyos resultados (que ni tan siquiera fueron considerados válidos por los observadores invitados por la Generalitat ) fueron la base para iniciar el paso firme hacia la Independencia y La Republica catalana (Sesión del 10 de octubre).

Después de un cruce de requerimientos y respuestas entre ambos, el President advierte a Rajoy que si continua sin dialogar, si sigue con la represión, así como en su intención de aplicar el 155, se convocará al Parlament para declarar formalmente la Independencia. Y como era de esperar el Consejo de Ministros ya ha comenzado a tramitar la aplicación del 155.

Quedaba por ver su "intensidad": El pasado sábado el Consejo de Ministros aprobó su tramitación en el Senado. Cese del presidente y de todos los consellers, con sus consiguientes intervenciones y efectos colaterales, y unas elecciones en un plazo máximo de seis meses Se impone la línea más dura y radical, los vencedores son los que exigían medidas más contundentes (C´s de Rivera) dejando con un palmo de narices a los socialistas que, después de mostrarse inicialmente "incómodos" y garantizado en su caso una aplicación "suave", han aprobado el contenido del 155.

Y a partir de ahora ¿qué? Las movilizaciones (no sólo de independentistas) están garantizadas, seguirán las deslocalizaciones empresariales, el enquiste de la crisis política y la profundización de la fractura social. Mientras la iniciativa parlamentaria de los socialistas de emprender la reforma de la Constitución queda durmiendo en el baúl de los recuerdos. La semana que hoy se inicia es clave. El president convocará al Parlament para dar una respuesta al Estado. ¿Convocar elecciones o declarar la independencia? El próximo viernes el Senado aprobará el 155 ¿Se intuye alguna posibilidad de, como mínimo, hablar?

Visto todo lo cual sería oportuno que unos y otros consideraran que "lo importante no es tener razón, sino tener razón en el momento oportuno". Aunque me temo que de momento es pedir peras al olmo . "¡Cuán largo me lo fiáis, amigo Sancho!".

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