Diario de Mallorca

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Las ediciones digitales de los diarios ofrecen cada vez más entretenimientos para aliviar quizá la oscuridad de las noticias de verdad que nos abruman. Se trata de adivinanzas, chismes, concursos y curiosidades que han venido a sustituir los regalos en forma de cromos, vales o fascículos que intentaban mantener al alza las ventas del periódico cuando iba en papel. Semejantes chorradas suelen ofrecernos secciones al estilo de las listas de serpientes más venenosas, playas más exóticas, ciudades más limpias (o sucias) y cosas así.

Me ha llamado la atención un post (parece que se llama de tal suerte la sección) acerca de las diez personas más influyentes de la historia de la humanidad, un post en el que el autor confiesa que saca su lista de la que hizo en su día Michel H. Hart, astrofísico estadounidense que ganó celebridad publicando un libro sobre eso, sobre las personas que más han contribuido a hacer de este mundo lo que es. La lista renovada en el diario comienza por Einstein, aunque Hart había puesto a Mahoma como personaje más influyente de la Historia y dedicaba el comienzo de su libro a explicar por qué. Sea como fuere, entre la decena de personalidades que más huella han dejado aparecen sobre todo líderes espirituales -Mahoma, ya digo, Cristo, Buda; Confucio, si se le quiere situar en este apartado- y científicos -Einstein, Newton- o inventores -los de la imprenta y el papel-, con una sola excepción que recae en Cristóforo Colombo, descubridor, como se sabe, de las Américas. Ningún novelista, dramaturgo o poeta, ningún músico, ningún pintor, escultor ni arquitecto. Ninguna mujer. Ya estamos en que los grandes prohombres del libro de Hart eran cien y, según se apresuró en advertir, reflejaban su propia forma de ver las cosas. Pero que la lista se recoja de nuevo siguiendo las mismas pautas debe tener algún sentido que, imagino, cuadra con nuestra propia opinión.

La Historia transcurre, como se sabe, a saltos, y cuesta trabajo saber qué influye más en su devenir, si los logros o las calamidades. En cierto modo el personaje más influyente de los tiempos modernos habría sido Adolf Hitler, que no sé si sale en el libro de Hart pero queda fuera de la lista de los diez recuperados ahora. Son éstos, como digo, profetas o científicos, cosa que pone bastante bien de manifiesto una dualidad profunda del pensamiento (siempre que dejemos de lado el fútbol). La ciencia y la religión tiran cada una de nuestro cerebro proponiendo anhelos y explicaciones y dejando muy poco hueco para el compromiso. Abordamos los problemas, así, o bien por medio de la razón o de la fe, a la que mueven los sentimientos. No estaría de más que nos preguntásemos, en estos tiempos de tanta confusión y congoja, de qué lado del teorema -ciencia o religión- tiramos para justificar el pulso gigantesco en el que nos vemos metidos a la fuerza a la hora de decidir sobre las naciones y los Estados.

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