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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

La cara del fascismo se hace visible en Palma

La brecha en el rostro de la mujer agredida al enfrentarse verbalmente a los exaltados, el destrozo de un tenderete independentista, perpetrado por el exdiputado del PP, destacado dirigente de la Fundación Jaime III y profesor de Física de la UIB Joan Font Rosselló, siempre presto a enarbolar banderas victoriosas, marcaron la manifestación en defensa de la unidad de España que Palma vivió el sábado. Lo que allí hubo no fue en buena medida una celebración unionista, la proclamación de los valores constitucionales que hoy conforman la nación española, sino algo diferente: acaeció la puesta de largo del nuevo fascismo español, que, al socaire de la insensata, alocada, ilegal y como se desee definirla, aventura emprendida por los independentistas catalanes, aquí secundada por las organizaciones que se reclaman soberanistas, emerge con fuerza, muestra su faz: intolerante, fanática y, de considerar que el caso lo requiere, violenta. En suma, el fascismo de siempre, el que jamás ha perdido sus esenciales identidades. Recordemos lo que enunció en los años 30 del pasado siglo el fundador de uno de los partidos fascistas de entonces, la llamada Falange, José Antonio Primo de Rivera: "La dialéctica de los puños y las pistolas".

El fascismo de hoy es de nuevo cuño, pero no olvida sus orígenes, no se desprende de su razón de ser; de ahí que a Joan Font Rosselló, todo un profesor de la UIB, porque el fascismo, conviene no despreciarlo, ha dado cabezas intelectualmente bien amuebladas, la excitación del momento le pesara más que la prudencia y arremetiera, con dosis de violencia propia de los energúmenos que siempre ha tenido a su servicio el fascismo, contra un tenderete de la denominada Asamblea Soberanista, una organización independentista en la que está un expresidente de la Comunidad Autónoma, Cristòfol Soler, quien, con el PP de Gabriel Cañellas, lo fue todo antes de llegar al Consulado del Mar y ser apartado por el propio Cañellas en un golpe palaciego para dar paso al recordado Jaime Matas. Contra ese tenderete y lo que representa dirigió el profesor Font sus desatadas iracundias, pasando de la violencia verbal que le identifica a la física. El video y las fotos de lo ocurrido tienen una elocuencia demoledora: dejan ver a un individuo poseído por un acceso de furia, a quien descarga la ira acumulada contra algo que identifica con sus radicales enemigos ideológicos. Joan Font Rosselló puso cara, exhibió el peor de sus rostros, al fascismo, al nuevo fascismo español, el que despierta después de décadas de permanecer aletargado.

La Fundación Jaime III, convocante de la manifestación, de inmediato secundada por PP y Ciudadanos, ha puesto en evidencia qué se agazapaba en su seno. Después del sábado sabemos que allí no parece haber tan solo, como aseguran con vehemencia, la defensa de la Constitución y sus valores, sino algo muy diferente: una ideología que entronca, convenientemente remozada, adaptada a nuestros días, con la que predicaron gentes como el citado Primo de Rivera o Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo. La del fascismo español.

La incomodidad de algunos de los dirigentes del PP que participaron en la manifestación era evidente. La presidenta del partido en Palma y concejala Marga Durán hizo público un tuit (casi todo se solventa hoy con tuits) lamentando y condenando los actos violentos. Las retóricas excusas habituales para no perder el beneplácito de presuntos votantes. Otro tanto hizo Ciudadanos, partido que cabalga a galope tendido para dejar atrás al PP por la derecha. Lo que queda del sábado, sin embargo, es la violencia, algunos brazos en alto, haciendo el viejo saludo fascista, proclamas que eran las que siempre se oyeron en los negros años de la dictadura.

Probablemente no será la última vez. La bestia ha salido del cubil.

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