l agua es un elemento clave en nuestro proceso vital. Sin ella, nuestra existencia, en este planeta Tierra, sería inconcebible. De hecho, la importancia de una correcta ingesta de la misma, radica en que es el principal componente de nuestro organismo. En el feto, supone más del 90% de su peso corporal, porcentaje que desciende al 75% en los recién nacidos y va disminuyendo hasta alcanzar el 60% en la edad adulta. Por todo ello, el agua de bebida y la contenida en los alimentos que ingerimos, ha de garantizar una correcta hidratación en cualquier edad o circunstancia vital como elemento clave en el mantenimiento de un buen estado de salud, sin olvidar que sus requerimientos varían mucho en función de la edad, sexo, condiciones ambientales y las diferentes circunstancias fisiológicas, tales como el período del embarazo y lactancia, la actividad física o cualquier tipo de práctica deportiva, el entorno laboral, los procesos de envejecimiento o las distintas situaciones de salud.

En líneas generales, deberíamos beber al menos 2 litros de agua al día. Para ser más exactos, podemos dividir el peso, en kilos, entre 30 y el resultado será los litros de agua que necesitamos. Por ejemplo, una persona que, por ejemplo, pese 85 kilos deberías tomar 2,8 litros de agua al día. Por otra parte, lo ideal, según los expertos, sería que comenzáramos a beber por la mañana, justo al levantarnos, porque es el momento de mayor toxicidad y deshidratación. Además, nunca deberíamos pasar más de media hora sin beber, al menos, un sorbo de agua. Pero, además de constituir una importante fuente de salud, el agua ocupa un lugar preferente en nuestros momentos de ocio. De hecho, los balnearios y la talasoterapia se han puesto de moda en los últimos años. Y también el aquagym. Dicen los expertos que esta gimnasia acuática, tipo aerobic, tonifica los músculos, favorece la coordinación, el control respiratorio y no sobrecarga las articulaciones. Es, por tanto, ideal para las personas mayores y las mujeres embarazadas, debido a la disminución del impacto al realizar todos los ejercicios y a las condiciones de resistencia creadas por el agua. Por si fuera poco, es muy recomendable para los bebés, a partir de los 6-8 meses, porque en estos casos, la práctica de esta gimnasia acuática, aumenta la capacidad cardiovascular, al tiempo que fortalece el sistema inmune y estimula el desarrollo afectivo, psicomotor y social.