Es posible que los políticos digan en alguna ocasión una verdad sobre la plaga de la Xylella, y habrá que prestar atención para celebrar este acontecimiento. La última impostura vende que el catalanista Rajoy ha podido despistarse durante unos segundos de su empeño por lograr la fractura de España, y ha liberado a Mallorca de una sañuda erradicación del arbolado que rodea a un especimen enfermo. Las gestiones ante la Unión Europea, a cargo de la ministra de Agricultura cautivada por Mateo Isern, habrían fructificado en la eliminación selectiva de los olivos y almendros afectados. Biel Company, culpable de cuatro años de ocultación de la invasión que resultaron decisivos en su propagación, fue el encargado de anunciar jubiloso la buena nueva. Volvemos a la Champions League de Zapatero, aquí no impondrán desde Bruselas la tala masiva ejecutada en Italia.
Como podían ustedes imaginar por los estadistas implicados, ha ocurrido todo lo contrario. Después del arrasamiento, los ecologistas y los agricultores italianos acudieron a los tribunales de su país, que por dos veces declararon inconstitucional el asesinato de árboles sanos ordenado por Bruselas. Ante la perspectiva de sentencias similares en Mallorca „se nota que no conocen a nuestros Contenciosos„, optaron por la solución menos dramática. Por no hablar de que la UE considera que la plaga está tan extendida que ninguna medida profiláctica detendrá su culminación.
La UE ha desahuciado a Mallorca hasta en lo vegetal. Los estadistas celebran el paso de zona afectada a zona apestada, por recurrir al participio usado por los auténticos responsables del ejecutivo balear. Ni el PP encabeza súbitamente la protección de un paisaje que nunca le preocupó mientras estaba en el Govern, ni Més recupera la defensa del entorno que solo le preocupó hasta su llegada al Govern. Entrambos han disparado la factura de la liquidación de árboles mallorquines a cargo de la Xylella. Al no tratarse de un referéndum, no habrá lugar a estimar una malversación.
