Más de 45.000 motos, con sus dueños subidos en ellas, celebraron un homenaje a Ángel Nieto en Madrid el sábado pasado poco antes de la hora de comer. El recuerdo consistió en reunirse en el estadio Santiago Bernabéu para ir desde allí luego, todos juntos, al circuito del Jarama. La que armó semejante número de homenajeantes con tal iniciativa ni lo he leído ni me lo ha contado nadie: lo viví en primera persona, intentando cruzar el Paseo de la Castellana. Fue imposible porque durante varias horas la marea de motoristas colapsó por completo la principal arteria de Madrid y, de paso, la M30, la M40 y la autovía que va desde la capital hacia Burgos. Ni que decir tiene que los organizadores contaban con el beneplácito y el permiso de la alcaldía para llevar a cabo un disparate que convirtió en caótico el tráfico de una ciudad ya de por sí de circulación difícil. Pueden imaginarse -yo los oía- los comentarios de los conductores atrapados en el atasco gigantesco que ni se había advertido con tiempo ni contaba con un plan de emergencia para evitar que se produjera lo que se produjo. Por supuesto que Ángel Nieto no tenía culpa alguna del desaguisado pero los recuerdos, sonoros, a su familia eran dignos de escucharse.
Lo peor es que llueve sobre mojado. Raro es el fin de semana en el que no hay una marcha atlética, una manifestación, una carrera de cualquier tipo o un día de lo que sea colapsando Madrid. Esperanza Aguirre, siendo no recuerdo si alcaldesa o presidenta de la comunidad, pidió que se construyese un manifestódromo fuera de la capital para que los ciudadanos no sufrieran de continuo los abusos de quienes ocupan la ciudad como si fuese suya. Pero ni que decir tiene que no se le hizo caso y, lo que es peor, que sus equivalentes en Madrid, en Palma o donde sea, sentados en la silla del primer regidor, están convencidos de que así es, que son los soberanos absolutos de la ciudad y pueden disponer de ella a su antojo. Incluso cuando se les piden barbaridades como la del homenaje al campeón de los 12+1 títulos mundiales porque, ¿qué necesidad tenían esos cuarenta y cinco mil motoristas de enseñar su recuerdo pasándoselo por las narices a todos los madrileños? Celebrar a Ángel Nieto se podría haber hecho en el propio circuito del Jarama, dando las vueltas que se quisiera y sin fastidiar el día a nadie.
Supongo que es una cuestión que afectará a los derechos básicos del ciudadano que dice la alcaldesa Carmena que se atropellan prohibiendo los actos de promoción del referéndum catalán. Se ve que a ella no le parece que la permisividad en el colapso de Madrid vaya contra la libertad de nadie, ni merece la pena avisar de antemano de que, por su santa voluntad, ni siquiera las ambulancias podrán acceder durante horas a los hospitales de La Paz y Ramón y Cajal. Pero ser un súbdito atado de pies y manos es eso: tener que encontrarse a merced de quienes hacen lo que les viene en gana. Bienvenidos a la república bananera.
