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Nacionalismo y religión

Lo trae a colación Manuel Conthe -un personaje desperdiciado por el sistema representativo español„ en su blog de Expansión "El sueño de Jardiel": "El nacionalismo es, como recuerda el historiador José Alvarez-Junco en su espléndido libro Dioses útiles. Naciones y nacionalismos (Galaxia, 2016), una suerte de religión civil que 'en la Europa occidental reemplazó a la religión como vehículo que respondía de una manera imaginativa a los problemas y preocupaciones perennes en los seres humanos (la debilidad, la enfermedad, la soledad, el envejecimiento, la muerte); y, al igual que las religiones, estaba unido a un lenguaje sagrado compartido y a unos textos o manuscritos fundacionales'. Y -añade Conthe- esa analogía entre nacionalismo y religión puede ser útil para comprender que un Estado moderno, como el español, además de inexcusablemente democrático, debe permanecer 'laico' o aconfesional tanto en cuestiones religiosas como de identidades nacionales: cada ciudadano puede abrazar y practicar las que quiera, pero, ni siquiera por mayoría, imponer su preferida, de manera excluyente, a los demás ciudadanos españoles. Nada hay de reprochable en que los independentistas catalanes consideren que su nación no es España, sino Cataluña. Pero debieran demostrar el mismo seny que los nacionalistas vascos y admitir que los votantes catalanes, incluso aunque fueran mayoritariamente nacionalistas, no tendrían derecho a escindir la comunidad autonóma de Cataluña del Estado español".

Tengan pues los nacionalistas su mística pero no envenenen la convivencia. Y respeten a quienes abrazamos una nación distinta, o ninguna, o abominamos por sistema de las banderas y los símbolos que dividen antes de cristalizar.

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