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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

712 alcaldes delincuentes

Madrid ha decidido echar el resto en el apasionante Barça-Madrid de la política. Si la fiscalía actuara contra un solo alcalde español, sería insuficiente porque se situaría por debajo de la tasa de criminalidad en cualquier colectivo. Si cargara contra cinco, podría hablarse de cubrir el expediente. Si investigara a una docena, cabría titular una actuación robusta. Si los alcaldes incriminados ascendieran a treinta, se debería concluir que el país afronta un serio problema de degeneración administrativa. Ahora bien, si el Fiscal General del Estado embiste contra 712 alcaldes, puede certificarse el colapso democrático. No de Cataluña, de España entera, dado que se considera indignas a una de cada diez alcaldías del país. Votadas de modo irreprochable, a diferencia de un jefe del ministerio público reprobado en su ejecutoria por el Congreso de la Nación. Y que hunde el prestigio de su cuerpo, otro objetivo del PP.

Si Donald Trump hubiera declarado delincuentes a 7.000 alcaldes estadounidenses, que es el equivalente español tras la corrección demográfica, quienes aplauden al fiscal general decretarían que el presidente americano se ha vuelto loco. Y reclamarían su inhabilitación. Se ha llegado al dilema del profesor que suspende a todos sus alumnos, y que por tanto se suspende a sí mismo en todos ellos. Rajoy actúa desde la prepotencia de la impotencia, alardear del poder de los fiscales es el peor favor que puede prestar a los acusadores públicos. La exhibición del músculo es contradictoria con la democracia, que aplica las medidas coercitivas desde la sobriedad.

Dado que la Casa Blanca se ha entrometido en el referéndum a favor del Barça, la bravuconada de la fiscalía equivale a las maniobras efectuadas por Estados Unidos en aguas próximas a Corea del Norte. Vistosas pero estériles. Y por desgracia, el peor de los alcaldes delincuentes goza de mayor predicamento entre sus vecinos que el Fiscal General. Ahí está el problema. Si Madrid considera que el país cuenta con un par de millones de delincuentes, ninguna policía ni ningún cartero va a detenerlos.

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