Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

Soberbia y desprecio

Se escribe un amigo historiador que por mor de su trabajo lleva viviendo algún tiempo en la capital catalana para hablarme de lo último sucedido allí. Es mi amigo una persona equilibrada, nada dada a la exageración o la brocha gorda, sino cuidadosa siempre de los matices, por lo que su testimonio tiene todavía para mí un gran valor.

"No salgo de mi asombro, me cuenta, no ya por los acontecimientos -previstos en mayor o menor grado- sino por la desfachatez, la soberbia y el desprecio con el que todo se ha consumado". Lo más preocupante, en su opinión, es "lo que ese comportamiento permite intuir sobre un hipotético futuro en el que esos individuos tuvieran realmente la oportunidad de ejercer el poder".

Ese sereno y desapasionado observador de la realidad catalana me explica que por primera vez se dejan sentir en esa comunidad "la incertidumbre y el temor de la gente no nacionalista". Y al otro lado, agrega, "crece el factor emocional (tal y como lo han venido buscando) y el rechazo despectivo de "lo español" es cada vez más intenso y menos timorato".

La poca o mucha simpatía que hubieran podido despertar sus quejas relativas al trato desigual recibido del Gobierno de la nación y sus instituciones la han perdido definitivamente los líderes independentistas con su más que sectario comportamiento. Con su abierto desprecio de las más elementales normas democráticas en la esperpéntica aprobación parlamentaria de la convocatoria del referéndum mostraron aquéllos su verdadero rostro.

¿Qué hay de izquierdas, qué hay de liberador, habría que preguntarse por otro lado, en levantar barreras artificiales donde no las había para buscar una supuesta salvación que deje fuera al resto de los connacionales? ¿Acaso piensan los independentistas que, aun con todos sus defectos, que no son pocos, la Europa democrática va a mostrar la mínima simpatía hacia quienes han hecho gala en casa de tanto egoísmo y tanta intolerancia? Dicen que su modelo son las democracias escandinavas o Canadá, pero su comportamiento parece más bien evocar los Balcanes.

Compartir el artículo

stats