La noticia publicada ayer por El Periódico barcelonés, donde consta que "Los Mossos recibieron la alerta de atentado en Barcelona de la CIA el 25 de mayo", ha sido utilizada por los madrileñistas para pedir la rendición de la Generalitat, y por los independentistas para acusar al ministerio del Interior del enésimo montaje contra Cataluña. Sin ánimo de resolver una polémica que se pierde en los viscosos vericuetos del espionaje, conviene asentar el innegable pero no absoluto valor de la noticia. Para ello, nada mejor que contextualizarla. En todos los grandes atentados del terrorismo islámico, los servicios de inteligencia tenían un conocimiento previo de que algo se tramaba, incluso de la ubicación concreta del ataque.
Por ejemplo, la CIA alertó a la Casa Blanca en junio de 2001 de que en breve se produciría un atentado de al Qaeda en suelo estadounidense. Tres meses exactos después llegó el 11S. Conviene recordar que en aquel momento nadie conocía a Osama bin Laden en Estados Unidos, y mucho menos se sospechaba que dispusiera de capacidad para tumbar las Torres Gemelas en suelo americano. Por tanto, la predicción tenía mucho más valor que la obvia apuesta por un posible atentado de ISIS en el centro de Barcelona en 2017, tras golpes en Estocolmo, Londres, París, Berlín, Bruselas o Niza. Por no hablar de que los avisos sobre los atentados en Nueva York fueron transmitidos en persona por el director de la CIA.
Dado el nivel de tensión alcanzado, conviene documentar lo anterior con titulares del Washington Post, en "Dos meses antes del 11S, un aviso urgente de la CIA a Rice", o del New York Times, en "La Casa Blanca de Bush fue sorda a los avisos del 11S". De hecho, el penúltimo presidente Republicano de Estados Unidos replicó a las advertencias que "no iba a dedicarse a perseguir moscas". Y tras obviar a sus servicios de inteligencia, ganó las elecciones por amplio margen en 2004. Por tanto, la desmesura ante la información de El Periódico solo demuestra que el Madrid-Barcelona está a punto del estallido. Aunque lo diga la CIA.
