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Silicon Valley, sólo para hombres

En Silicon Valley no hay paridad. En la cuna de la tecnología las mujeres no ocupan puestos de relevancia ni tampoco cobran lo mismo que los hombres. La discriminación laboral hacia la mujer es superior en la bahía de San Francisco que en Wall Street, considerado desde sus inicios como el reino de los machos con traje de raya diplomática. Mientras que en el sector bancario de Estados Unidos, las chicas comienzan a colonizar cada vez más puestos y ocupan en torno al 50% de la plantilla, el rumbo de la tecnología está en manos de los chicos. En Google, por ejemplo, ellas sólo representan el 30% del equipo. Las mujeres tienen generalmente un mayor interés en las personas que en las ideas. De esta manera, explica uno de los empleados de Google, James Damore, la diferencia entre ambos sexos en un manifiesto que ha dado la vuelta al mundo.

Bajo el título La burbuja ideológica de Google el autor defiende que la baja representación de las mujeres en el sector tecnológico no responde a criterios machistas o de discriminación laboral, sino a las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres. Los hombres tienden a sentirse más cómodos si trabajan con cosas en lugar de con personas. Son más agresivos a la hora de alcanzar cierto estatus, a subir los peldaños del liderazgo corporativo, frente a las mujeres que lo intentan y sienten gran ansiedad cuando piden un aumento. Éste es un pequeño extracto del polémico manifiesto al que Danielle Brown, vicepresidenta de Diversidad de la compañía respondió: "En Google se puede hablar con libertad, pero esos planteamientos son incorrectos". No es el primer escándalo del gigante tecnológico. La empresa ha sido acusada de pagar menos a las mujeres que a los hombres y hace un par de meses desoyó una orden federal para aportar sus datos sobre la brecha salarial.

Las cifras hablan por sí solas. En Silicon Valley, el sector femenino representa alrededor del 35% de la fuerza laboral y ocupa puestos de comunicación o marketing. Las vacantes de ingeniería o programación las copan los hombres. La cifra ronda el 12% si se buscan chicas en perfiles técnicos o puestos de responsabilidad. Ellas, en el 66% de los casos, se han sentido excluidas por su género, y en un 87% de ocasiones aseguran haber recibido comentarios degradantes por parte de sus colegas hombres, en muchos casos de índole sexual.

A la baja representación femenina en roles de mando se suman los escándalos de acoso laboral. La empresa de transporte Uber se ha visto envuelta en la polémica en los últimos meses por supuestos episodios de acoso sexual y trato vejatorio hacia las mujeres. El suyo no parece un caso aislado. Bobby Franklin, el jefe de la Asociación de Capital de Riesgo en Estados Unidos, reconoce la existencia de este problema en el valle. La voz oficial de la industria predice, además, que pronto se verán implicadas más empresas y más personas caerán. En la capital del progreso, aún queda mucho que progresar.

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