Diario de Mallorca

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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

Una forma de piedad

El silencio llegó a la playa a través de los ruidosos móviles. De súbito, había más gente de la acostumbrada observando el suyo. Algo estaba pasando. Miraras adonde miraras, veías pantallas en las manos y gestos de preocupación. La noticia saltaba de una sombrilla a otra.

-Un muerto y 13 heridos.

Se hablaba en voz baja, al modo en que se trasmiten las confidencias y los pésames

-Un atentado en Barcelona. Una furgoneta, en La Rambla.

La playa iba quedando en silencio. Las gaviotas, extrañadas por la pesadumbre que se cernía sobre los bañistas, no se aventuraban, como otras tardes, a caer en picado sobre la merienda de los niños. Algo raro pasaba ahí abajo. A medida que transcurrían las horas, aumentaba el número de muertos, y de heridos. La gente que paseaba por la orilla, advertida también de la tragedia, volvía a la toalla con expresión grave para comprobar a través de su propio móvil lo que le que acababa d escuchar. Los había con más cobertura que otros. Algunos medios digitales se limitaban casi al titular. La confusión lógica de las primeras horas. El desasosiego.

La tarde comenzaba a caer, el sol a declinar. Veías aquí y allá cuerpos que se levantaban, recogían ese pequeño territorio nacional que es la toalla, la sacudían en silencio y enfilaban la salida. Las familias cerraban las sombrillas, metían los enseres en las bolsas de playa, en las mochilas y caminaban en grupo hacia el parking. Los niños, presintiendo, como las gaviotas, que algo raro pasaba, no corrían unos detrás de otros, no daban gritos, no reclamaban el helado de costumbre.

-Trece muertos y unos sesenta heridos.

Las cifras subían al tiempo que el mar se retiraba. Había amanecido a las 7:30 y la puesta de sol sería a las 21:20. La bajamar, a las 20:43. Para entonces, pese a la temperatura, excelente, apenas quedaba nadie en la playa. Los excesos de realidad, paradójicamente, detienen la realidad. El silencio como una forma de piedad por aquellos a los que ni siquiera conocíamos.

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